CÍMBARA

June 15, 2024

DIOSES POPULARES

Buenas noches nocturnas… Al parecer, Unamuno se ocupó de la divinidad originada en las calles. Lo ha contado José Delfín Vals en ZENDA. Concretamente, me refiero, en este caso, a las divinidades residentes, para los oficios, en los campos de fútbol, los que actúan sobre el césped disputándose un balón. Doy todos estos detalles porque los estadios hoy en día son templos ocupados para rendir culto a distintas religiones. Tuvimos noticias de Taylor Swift, hace unos días, de Bruce Springsteen, y ahora, concluidas las ligas y otros torneos, antes de los Juegos Olímpicos, el Campeonato de Europa de selecciones nacionales. La vida de don Miguel se caracterizó por algo que supera a los episodios recordados recientemente a cuenta de la Memoria Histórica. Ustedes saben. El caso es que, siquiera de manera lateral, también hubo sitio en su biografía para el fútbol. Y no está mal. Los juegos, en sí, no tienen nada de malo. Es cuando son considerados como competiciones y como espectáculos, cuando la sociedad en masa interviene, que acontecen distorsiones, controversias y otros desmanes. Al fin, conforme sucede en otras disciplinas, en lo más alto de la pirámide se sitúa el titán entre titanes, provisionalmente así ungido, y en los escalones inferiores toda otra serie de aspirantes a los que se trata familiarmente, pues vienen de la base, aparecieron en las calles, allí destacaron y empezaron sus carreras. Estos campeones son bienvenidos, casi siempre, porque, a pesar de las pruebas de una vida- la actual- significativamente mejor, como se corresponde con figuras dignas de reverencia, proceden de la misma superficie y respiraron el aire sin ventilación que se administra a los congregados justo un palmo más arriba de los cimientos. Hay, desde luego, un oxígeno mejor. Gases nobles que respiran los más desahogados. Pero, de nuevo, como el punto de partida ha sido “humilde”, digamos que existe una herencia, un pasado, una dirección de remitente a la que recurrir para explicar por qué los míos son los buenos. Otra vez, la acomodación de la realidad. Al margen de razonamientos indiscutibles, sobre todo ahora que la ciencia es desautorizada también, preferimos designar lo entendido a nuestro favor como prueba evidente de excelencia. Y si no se ve así, no es porque no valga, es porque no nos dejan. Y si no se entiende, aprendan: esto es un sentimiento, una emoción, un gesto de humanidad irrefrenable… Eso dirán. En los últimos tiempos se han rechazado ciertos comentarios críticos mediante la salvedad de establecer una división entre valoraciones. La buena y la mala, la edificante y la destructiva. Y, en estos segmentos sagrados, apunto una vez más, no solo del fútbol, cae la estimación adversa, como una agresión constitutiva de respuesta vengativa y declaración de guerra acto seguido. De hecho, a riesgo de despertar las iras de quien sea, tengo para mí y de este modo lo expreso, que nunca tuve la sensación de estar tanto ante los altares como en la actualidad. Todo son rezos, emociones intensísimas y fe. Fe, tal vez, con alpargatas, con chanclas de verano, como gastamos en las vecindades modestas. ¡Qué le haremos! Me destoso.

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