¡Frescoreta!
Buenas noches nocturnas... Las palabras del verano. O, mejor, de este verano. Deportes. De quienes los practican, para algunos con más espacio de tiempos disponibles y, para quienes los disfrutan como espectadores, los anteriores también, por la sucesión de fútbol, baloncesto, ciclismo y Juegos Olímpicos en París. También circulan las motos y los automóviles de Fórmula Uno. Está el tenis, Wimbledon. Y, en otras especialidades, habrá competiciones o se estarán preparando. El deporte, como espectáculo, es algo propio de todas las estaciones meteorológicas. Por eso, decir deporte, es decir verano. Deportes, dicho está. Más. Actualidad política. Las elecciones en Francia; el adelanto de los debates que se desarrollarán a su tiempo durante las presidenciales en Estados Unidos; el atentado, ocurrido hace unas horas respecto a la redacción de este billete, sufrido por el líder republicano Donald Trump; las guerras; las guerras, las guerras... Acontecimientos que pueden suceder en otras épocas del año, pero están sucediendo, en verano. De lo comentado en la prensa acerca del día a día de España, me abstengo de toda pormenorización: se sabe lo que ya se sabe. Como lo enunciado hasta ahora, nada privativo del verano, o tal vez sí: otras veces la política ya dormitaba hasta septiembre. Y luego, hay otros términos elementales. De memoria: mosquitos, calor, bronceado, quemaduras, alergias, muchedumbres, turismo, viajes, fiestas, ruido, mercadillos, infancia, playas, borrachera, campamentos, parques acuáticos, navegación, socorristas, camareros, chiringuito, ahogados... en fin. Habrá más, claro que sí. Han sido solo unas pocas, un surtido previsible. No obstante. Gracias a un artículo publicado en la web «TRAVELER», del que es autor Alberto Piernas Medina, conozco que hay más, bastantes. Seguro que existen otras. Muy particulares. No las expondré todas porque para eso es mejor leer la pieza aludida. No voy a hacerlo, pero sí me voy a quedar con una de ellas. ¿Con cuál? Sin duda: «frescoreta». Dice Piernas Medina: «En provincias como Alicante, nos encanta hablar del tiempo, aún no sé muy bien por qué. De ahí que tengamos términos como ‘frescoreta’, o el indicativo de que el verano ha terminado y ya hay que echarse la sudadera encima (o el abrigo), porque el entretiempo cada vez dura menos por estos lares». Queda clara mi elección. Lo que más estimo del verano, es su fin. Se vive, pues no hay más remedio, mejor o peor. Y se vive, registrando los días que faltan para concluir la abrasante estación. Es mi caso. Escribo por mí y sostengo que no busco respaldo. Hay muchas personas encantadas de “residir” en el verano y, desde luego, aceptarían gustosos su prolongación. Me pregunto si en condiciones distintas. Digo con obligaciones laborables inexcusables. No me extrañaría, lo admito, tener noticias de quienes, a pesar de esto, prefieren el calor, el mucho calor, a las temperaturas tibias o decididamente frías… hace un rato, los ciclistas que han completado una etapa del Tour- otra palabra del verano- llegan sudorosos y deshidratados, con una fatiga enorme. Tras muchas horas de esfuerzo. El ganador de la etapa en Plateau de Beille, Tadej Pogačar, antes de hablar, antes de sonreír feliz por su gesta, “exigió” agua. Agua potable. Otra palabra del verano: ¿que no habrá una tormenta? Sí. La Tormenta Alcaraz: Djokovic sabe de esto. Por lo del tenis. Me destoso.
https://www.traveler.es/articulos/palabras-relacionadas-con-el-verano
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