PACIENCIA
Buenas noches nocturnas... El tipo no sabía cómo sentarse. No porque estuviera incapacitado intelectualmente para adoptar una postura de reposo mediante la superposición de sus nalgas contra una superficie horizontal algo elevada del suelo, sino porque, actuando a favor de las razones pertinentes- larga es la espera y obligada la cercanía para recibir avisos- la calidad del banco- un mueble con tres puestos separados, con sus correspondientes respaldos- superaba con creces los estándares de confortabilidad, justo a la contra. ¿Incomodidad? Desde luego. Los hospitales abundan en eso. Primero por su propia naturaleza. Se acude por necesidad, nunca por ocio. Unas veces se regresa de allí con bastante bien y otras, incluso no se regresa. La vida; la muerte. Pero no iba a ser el caso. Sus experiencias anteriores deberían haberle proporcionado soltura. Esperar es un arte. A menudo una indeseable manera de conducirse- indeseable porque no se quiere pasar por esa plaza- pero, esperan mejor, quienes desarrollan esas circunstancias con virtuosismo. Dicen que «el que espera, desespera» y, con todo, una espera, espera, acaba siempre mal. Al menos, aunque se reconduzca, de algún modo, deja un malestar difícilmente explicable, pero fácil de reconocer para quienes han experimentado como protagonistas las lides de esto a lo que me refiero. Contrariedad, despecho, pongamos. Sea como fuere, una vez sometidos por las fuerzas de la vida, a tener que repetir solo o en compañía de otros, un periodo de tiempo que media entre ese acontecer de centinela y la satisfacción de algo por venir, cabe admitirlo y sacar provecho. ¿Cómo? He ahí el asunto. Cómo esperar elegantemente. Para ello ha de dotarse uno de paciencia. Paciencia. ¿Y quién sabe mucho de paciencia? ¿Quién podría ofrecernos una conferencia acerca de los detalles que propiciaría luz entre las tinieblas del desconocimiento? «Samwise Gamgee», su nombre en inglés, más conocido en español como Samsagaz "Sam" Gamyi, el inseparable compañero de Frodo, el gran héroe Hobbit protagonista de El Señor de los Anillos. Tal y como me parece, un Sancho Panza «de vacaciones» en otra misión novelesca. Pero, aquí, elegancia, no creo que encontremos. Tampoco sé si Aristóteles era elegante. Sin embargo, si hay que hacer caso a lo que está escrito en la Wikipedia, en sus «Éticas»- las de Aristóteles- <<alude a esta virtud como: "El equilibrio entre emociones extremas o punto medio: metriopatía. Con ella se consigue sobreponerse a las emociones fuertes generadas por las desgracias o aflicciones. Para ello es necesario un entrenamiento práctico ante el asedio de los dolores y tristezas de la vida, una poliorcética, que fue desarrollada por filosofías posteriores, en particular el estoicismo">>. De este modo, se me ocurre, sufrir sin aspavientos ni quejas desgarradoras, sabiendo que se trata de un proceso obligado por elegido. El caso es que, el tipo del que les hablaba al principio, pertrechado para la espera, incapaz de conseguir un café, después de ser pagado, de una máquina de vending, como suelen llamarse por no decir expendedoras, aguardó, sudó, a pesar del aire acondicionado, y recibió, aunque rayara en la incompetencia, una recompensa notable. Eso es todo. Que ya es bastante. Me destoso.
https://es.wikipedia.org/wiki/Paciencia
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