SER EN EL OBJETO
Buenas noches nocturnas... Tal vez sea cierto. Es posible que seamos aquello con lo que interactuamos. Y, si no exactamente eso, desde luego parece plausible afirmar que lo resultante de ese contacto, de ese encuentro, de ese intercambio, sí que nos conforma. En este camino que acabo de emprender, debo dar pasos seguros y señalar la posibilidad cierta de considerar innumerables manifestaciones de mí mismo, por cuanto son incontables las cosas de las que me sirvo o ante las que me he de presentar cada día. De hecho, como esos agentes también cambian, la versión de mi persona es distinta a cada jornada que pasa. Se dirá que, por ejemplo, un cuchillo siempre será un cuchillo y si es el cuchillo que utilizo para picar cebolla, salvo que lo sustituya, debe ser una pieza idéntica. Mas, el cuchillo pierde filo, el cuchillo está más o menos untuoso o seco, lo que hace diferente su uso y el acto de cortar, aunque sea imperceptible esa variación. También proporciona otras sensaciones y exige decisiones que no siempre son calcadas a las anteriores. Nos vamos adaptando. Me adapto. Y si es así para un cuchillo, qué no puedo decir acerca de una persona. Incluso las más cercanas, las de todos los días. Por lo tanto, definirse, como ya he comentado en algunas ocasiones, me resulta una alternativa compleja. Se nota también, al hilo de estas palabras, que este comunicado trata de mí. Porque los que he ido facilitando casi día tras día, aunque no lo parezca, tratan de mí, de lo que soy, de las constantes y de las disidencias que me atañen. Por supuesto, los inventados, aquellos en los que la ficción reina, forman parte de esta categoría, por razones cuya exposición haría que me deslizara por otros territorios. O puede que todo sea ficción. Habría que solicitarme una entrevista para que respondiera yo cara a cara. El caso es que aquí estoy, en este blog que puse en marcha recientemente, porque estaba harto de Facebook, dispuesto a autoexaminarme. Una idea surgida al leer la entrevista que Eugenia de Andrés hizo al escritor Manuel Vilas, en la revista Ciervo, y se publicó en el mes de marzo de este año 2024. Vilas, autor de Ordesa, Alegría, Nosotros, y Los besos, al ser preguntado por “su proceso creativo”, responde: “Escribo a diario. Si no lo hago, enfermo, necesito escribir todos los días, aunque sean dos líneas. Es una obsesión patológica, psiquiátrica. Esa forma de entender la vida está en el origen de la clase media española. Yo fui profesor de instituto muchos años y lo dejé para dedicarme a la literatura. Heredé de mi familia y de mis padres la idea de que, si no trabajas, no comes. Es una idea de la posguerra española. Me enseñaron que la supervivencia, tu techo, tu pan y tu cama están vinculados a tu trabajo. Cuando dejé la enseñanza para ser escritor, entendí que tenía que cumplir un horario y ser un trabajador de la literatura. Escribo por las mañanas porque es cuando estás más ágil y despejado; por las tardes suelo corregir y leer. Así estoy todo el día en modo literario”... Entonces. El escritor aragonés escribe, como yo, a diario. Son nuestros únicos vínculos. Él escribe acreditadamente y sostiene que lo hace porque si no enferma. En cambio, este redactor se emplaza a diario para mejorar. Es una disciplina de la mente que me obliga a estar hacia fuera. A buscar el contacto con las cosas. No necesariamente con todas las cosas, con cualquier cosa. Ha de darse una aceptación o un rechazo del objeto capaz de producir resonancias. O he de lograr de mí un punto extraordinario como para resonar ante algo o alguien que me proporcione lugares en los que ser, en los que estar. Esta es la idea. Este es el propósito. No escribo libros, no publico ni mantengo contactos con las gentes que forman comunidad en torno a esta parte de la cultura y tampoco tengo necesidad. De hecho, usted sabrá disculparme, tampoco vivo obsesionadamente a la espera de saber cuántas personas se han enterado de la nueva publicación de una entrada en este blog. No enfermo, por tanto, si no escribo, pero como hacer ejercicio, o mantener otra serie de rutinas, me conviene. Creo, sin embargo, que, si dentro de un tiempo reflexionara acerca de todo esto, bien pudiera decir otra cosa y sería magnífico averiguar por qué. Me destoso.
La imagen se obtuvo gracias a los servicios que proporciona COPILOT
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