ECOÍSTAS
Buenas noches nocturnas... Si se accede a las llamadas plataformas de difusión y venta de música, una forma de organizar la escucha consiste en establecer un rol según el cual se pueda disponer de las piezas que se estimen adecuadas al momento emocional experimentado por las personas. Hay, por tanto, canciones para ocasiones de tristeza, de vigor atlético, de trascendentalismo, de pasión... Y pareciera que, sin música, no vamos a ningún sitio. De hecho, en estos últimos tiempos, personas cultivadas, que conocen la actualidad cultural y ven cine en los cines y en las pantallas, coinciden en criticar, en algunas películas, el exceso de música. Vienen a decir que parece música con todo. Existe un sonido de fondo, otro más, al que no se debería vilipendiar, porque ese preciadísimo bien es sinónimo de bonanza, es del agrado de las clases populares. Cuando un producto recibe consideraciones tan altas, cobra fortaleza, se tiene por inexpugnable y todo ataque, por más fundado que sea, se hará a sabiendas de lo desfavorable del acto, según opinión de una buena mayoría de observadores. Digo, porque soy de los convencidos del refinamiento de las cosas, porque singularmente lo tengan, no por la generalización que se pueda otorgar a una división de materiales. Hay buena música y música mala. Si lo prefieren, música sin méritos que la acrediten. Eso debe quedar claro. Y cuando hay mala música, se dice, y en paz. Incluso, en ocasiones, la buena música comunica inevitables disgustos. Sé que será una estimación exagerada, pero, como me acabo de enterar del carácter opuesto al de los narcisistas, me sirvo de este hallazgo para explicarme. Entonces, están los ecoístas. ¿Qué son? Empecemos por el ecoísmo. El ecoísmo «es un término que se utiliza en psicología para describir un patrón de comportamiento caracterizado por la tendencia a minimizar las propias necesidades, deseos y emociones, a menudo con el fin de evitar atraer la atención, sentir vergüenza o causar incomodidad a los demás. Las personas con rasgos ecoístas suelen ser extremadamente complacientes y tienden a subordinarse a las necesidades de los demás, a menudo hasta el punto de borrar o reprimir su propia identidad y deseos». Ahora, imaginemos a una persona ecoísta. Una persona que trabaja en una cafetería moderna. Una de esas en las que suena una mezcla de pop, indie y jazz, continuamente. Es una rutina constante, no atronadora. Obra las atrocidades de ese procedimiento de tortura al que se llama «gota malaya», «martirio chino» o «tortura de la gota de agua»: «inmovilizar a un reo en decúbito supino —tumbado boca arriba—, de modo que le cayera sobre la frente una gota de agua fría cada cinco segundos. Después de algunas horas, el goteo continuo provocaba daño físico en su piel, similar al que sufren las yemas de los dedos después de un baño de inmersión. Pero la verdadera tortura para la víctima era la locura que le provocaría el no poder dormir, debido a la constante interrupción de las gotas, ni tampoco poder beber esa agua cuando la sed atacara, con lo cual a los pocos días sobrevenía la muerte por paro cardíaco»... De modo que, esta persona se somete, durante su jornada, a esa clase de presiones. Una insistencia origen de distracciones e inconveniencias cuyo resultado no puede ser más adverso: tendremos a una persona abrumada ante la imposibilidad de concentrarse o hallar relajación. Por todo esto, la banda sonora adecuada para una persona ecoísta, tal vez sea, la ausencia de ese colchón de audio, de esa repetitiva y machacona vuelta a lo mismo. Los ecoístas deben su nombre a la figura mitológica de «Eco, una ninfa condenada a repetir solo las últimas palabras de los demás, incapaz de expresar sus propios pensamientos o deseos». De acuerdo con esto, situaciones como la descrita anteriormente, no suponen otra cosa que añadir leña al fuego. Como fuere, entre narcisistas y ecoístas, el equilibrio está en el centro. Y si hemos de participar de algún veneno, sea mediante la dosis que ayude, no que mortifique hasta el final. No hay más por hoy. Me destoso.
https://es.wikipedia.org/wiki/Gota_china
https://es.wikipedia.org/wiki/Eco_(mitolog%C3%ADa)
La imagen es una reproducción de la obra “Eco y Narciso”, de Nicolas Poussin, 1629-1630, que está en el Museo de Louvre.
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