POLARIS DAWN
Buenas noches nocturnas… Me decía ELLA, esta mañana, que Arsuaga y Millás, el antropólogo y el escritor, habían sido entrevistados en lo de Broncano. Bien. Respondí con desdén. Al fin y al cabo, hace pocos días, escuché la intervención de ambos veteranos en las Edades de Millás, en la Cadena SER. Conozco, a grandes rasgos, no solo lo que tienen que decir tras la publicación de su último libro juntos, el tercero, sino algunos otros detalles de sus intereses en verdad apreciables cuando el diálogo supera la previsión de lo expuesto en estos programas televisivos: parte de la campaña de promoción que han de realizar los autores. De hecho, aunque no sé lo que contarían en la tele, tengo anotada como principal la experiencia que compartieron en la Catedral de Burgos. El mismo Arsuaga se refiere a la estancia en la linterna, en el cimborrio de esa catedral magnífica, por dónde entra la luz, en lo más alto del edificio, cuando, situados en un balcón desde el que se ve toda la planta de la catedral, sostienen, Dios les habló. Bañados en luz, iluminados por la fuerza candente del sol. Y lo hizo, Dios, inesperadamente, mediante la música. Fue así porque empezó a sonar, en el órgano, una pieza de Bach: “Jesús, alegría de los hombres”... La verdad es que debió ser impresionante. Sí, aunque se diera la circunstancia de que el organista estuviera ensayando algo o haciendo pruebas. Sin duda, siento envidia. No como para buscar la manera de emularlo. Descarten la noticia de que se me viera peregrinar por los grandes templos en busca de una comunión como la citada. Ni por asomo. Por cierto, que, esto de asomarse, es lo que han hecho los viajeros que pagaron el pasaje para desplazarse hasta una altitud de 1.400,7 kilómetros sobre la superficie terrestre, como parte de la misión Polaris Dawn, idea de la empresa de Elon Musk, SpaceX. No me interesa, de esto, ni lo que ha costado, ni las cantidades que han entregado los ocupantes de la cápsula para ir tan lejos, ni si es una consecución extraordinaria para las sociedades capitalistas libres o, por el contrario, supone una verdadera frivolidad. Pero he visto unas imágenes en las que se apreciaba lo que han llamado paseo espacial. En realidad, un pasajero que emerge de la nave por una escotilla, y sin abandonar del todo el interior, se queda sujeto a unas barandas- además de los cables oportunos- como quien examina a la defensiva todo lo que está ante sus ojos. Al parecer, la visión, a pesar de lo maravilloso que haya supuesto para estos turistas, no va a desanimar a quienes consideran que la Tierra es plana. ¡Qué van a decir los amigos de Elon Musk!, apuesto a que es lo que propondrán como contraargumento. Lo peregrino, por raro, es alejarse tanto cuando Dios, si eso es lo que se busca, o dios, si se quiere, con minúsculas, para aludir a instantes de plenitud propios de una espiritualidad distinta, está bastante cerca. Total, además, para asomarse a un balcón. Todavía si hubieran salido completamente de la nave, si se hubieran separado del artefacto, si se hubieran quedado en órbita como el buceador dentro del agua, estarían proponiendo algo ciertamente considerable. Algo alternativo. Tal vez potente. ¿Inspirador? No lo sé. Pero admitiría determinado provecho… Para ir tan lejos, debiera bastarnos la luz y Bach: Johann Sebastian. Me destoso.
https://cadenaser.com/audio/1725783716087/
https://www.infobae.com/america/ciencia-america/2024/09/11/quienes-son-los-astronautas-privados-de-spacex-que-marcaron-un-record-de-distancia-a-la-tierra/
https://www.youtube.com/watch?v=Lm2kAvIQxHE
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