DESDE RAFA Y ANDRÉS, A VOCES
Buenas noches nocturnas… A decir verdad, algunos medios de comunicación ofrecieron, en esta jornada, informaciones, mencionando con mucha trompetería, lo de Rafael Nadal. Que se retira. Hace poco lo comunicó también Andrés Iniesta. Y esto, es magnífico: cumplen años, luego siguen viviendo; cesan en una actividad para la que están empezando a indisponerse demasiado con las exigencias físicas requeridas para estar en la élite, y comienzan una nueva etapa. Claro, también, se lamentan muchos, al sentirse insatisfechos. No podrán acudir a las citas deportivas que fueren con la ilusión de que sus ídolos renueven el concurso de excelencia por el que se los conoció. El caso es que, todos, forofos y prudentes admiradores, al saber esto, nos notamos en progreso. Constatamos que la realidad cambia y nosotros con ella. Nada que haya de parecer invalidante, puesto que la meta, la verdadera meta, que es el morir, nos llegará a todos, todos la alcanzaremos. Unos antes y a otros después. Pero, si lo contamos, permanecemos en ejercicio. Es señal de eso mismo. Me parece bien que se loen las trayectorias afortunadas de las personalidades, me parece bien la glosa cuando se ha merecido, aunque, como todos los días dejan su puesto, por jubilación o por variedad de ceses, multitud de personas, excelentes profesionales en su campo, no estaría de más obrar valiéndose del mismo altavoz. Esto no sucede y es una lástima. En algún modo, un agravio. Así las cosas, tampoco he detectado este acontecer entre los viandantes que suelen vocear sus conversaciones por teléfono. Ellos, hombres y mujeres y cualquier otro modelo humano, los que reparten la fuerza de sus gargantas, para ser administrada a beneficio de los cuatro vientos, son partidarios de enterar a sus semejantes de todo lo que experimentan como seres vivos. De ahí que si protagonizaran una película cuyo argumento fuera similar al de aquella en la que Robert Redford se convertía en un tipo comunicativo con las especies equinas, lo del susurro pasaría a ser arreo de capataz trituraterrones. Pero, a ver. Para ir entreteniéndome decidí una nueva actividad que llevo a cabo con distintas consecuencias. Por lo general, me cosen a bofetadas y es normal. Tanto es así que estoy descubriendo mi lado masoquista. ¿Qué hago? Cuando uno de estos o de estas pregoneras, por ejemplo, mediante su terminal electrónico, conectan con alguien y preguntan, siempre tronando, “¿Cómo está tu madre?”, yo, respondo: “Pues muy bien, cada día mejor, al menos hasta que un facultativo la atienda. Porque las cosas parecen que no son nada hasta que se abre la tapa de la lavadora y se encuentran mezcladas las prendas de un color con los atavíos de otro, dando testimonio de lo que es un potaje de cuidado. Ayer mismo me encontré con Sofía, la del oculista, que esta tiene asegurada la visión porque su marido no se pierde detalle agazapado tras la mirilla, y está embarazada de trillizos esperando que la reciba la matrona. ¡La han dado para dentro de año y medio! ¿Tú te crees? Es que con la Seguridad Social no hay manera. Al marido de una vecina, que se ha jubilado hace poco y solicitó la tarjeta dorada, que parece una cosa como de ejecutivo y no pasa de limosna, aunque el ayuntamiento admitió que tiene derecho a ella y así lo hace saber en un documento oficial, le toca la de la espera: hasta cuando los servicios de la empresa del transporte público se alivien del mucho trabajo que deben tener, porque son ellos los encargados de hacer que el salvoconducto plastificado llegue a manos de quien se beneficia del mismo. Claro, deben ser cuatro y en vez de desplazarse en autobús hacen autostop. Pero, bueno, que me estoy liando. Y tú, tú, ¿cómo ves el asunto este de los huracanes en Estados Unidos? ¿Se ahogará Trump o no se ahogará? Yo es que no me pierdo una. ¡Qué serie! Mucho mejor que lo de Broncano"… Y, en estas, la mayoría de las veces, mamporro que va, mamporro que viene y tres costillas de sutura. Voy cuesta abajo. Me destoso
La imagen se obtuvo mediante los servicios que proporciona COPILOT
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