LA ENTREVISTA
Buenas noches nocturnas… Habría que entrevistar a las paredes. Alguna vez habrán pronunciado ustedes la frase, o habrán escuchado a las personas decir, “si las piedras hablaran…”. Pues eso. A las piedras no. A los muros. A las paredes. No digo ya las de las casas de residentes anónimos, o las de las empresas, o las de los palacios y sedes institucionales. Digo, por ejemplo, esos tabiques que se usan para la localización de cartelería, la instalación de soportes publicitarios, y cunden así, aconteciendo un día, como lienzo de anónimos redactores con afán político, social, sindical, sentimental o, simplemente dueños de un arbitrio que se pretende artístico o casi. Esas paredes tienen noticia de lo que queremos comunicar y del caso que hacemos a esa variedad de postulados. Todo un género urbano, creo. Tal vez el mundo rural se haya puesto, también, a la tarea, pero no será como yo lo recuerdo. En todo caso, si ese interrogatorio se llevara a cabo, cabría anotar, en principio, generalidades: “Vi el paso de todos. Contemplé a quienes me hicieron caso… bueno, no a mí, yo soy uno o una, dependiendo del nombre por el que se me aluda, completamente asimilable a los mejores modelos de discreción… entonces, pude examinar a aquellos que se interesaron por los materiales que otros, semejantes suyos, pusieron sobre mis superficies, con la intención de proporcionar recursos. Informaciones sanas e insanas, que de todo hubo, y habrá. De modo que nada. He tenido tiempo para conocer y para recordar. Tengo y he tenido conmigo, carteles de cine, de conciertos musicales, fotografías de candidatos a determinados puestos destacados en las administraciones públicas, innumerables ofertas publicitarias, citas, conferencias, eslóganes, sentencias, palabras de amor, versos de poetas, consignas sindicales, demostraciones gráficas modernas, iconografía… ¡Tanto! Capas sucesivas. Unas sobre otras. Como cuando, ante un episodio de frío extremo, las personas se revisten con varias prendas. Pero en mí, todo resultó ser a codazos, sin previsión, sin la gentileza de comprobar antes la caducidad de lo pretendido por los que tuvieron la iniciativa de estar en primer término… en eso los humanos siempre dan la de arena. Prefieren empujarse, actuar como lo hacen los que faltan a la fidelidad o a la lealtad. Pero, en fin. Qué voy a decir yo, que solo soy una creación utilitaria. Que debo mi presencia en estas calles gracias a estos de ustedes a los que critico. Dirán que no agradezco mis orígenes y pago mal a la mano que me levantó. Por eso, no quiero meterme en líos. No haré otro tipo de declaraciones. Enseguida se sacan las cosas de contexto y, por eso mismo, urge abandonar las redes sociales para evitarse el acoso y la degradación que, dicen, se siente, cuando empiezan las campañas de desprestigio. Podría mencionar los corazones y las saetas que atraviesan la cardiografía del amor, las fechas que añaden los enamorados, las frases de autoayuda, las firmas de gente que solo conocen los propios, pero me reservo todas esas opiniones y muchas otras. Solo contribuyo a esta diligencia con un escrito que se atribuye al Movimiento Cultural Acción Poética: “Antes dudaba, ahora no sé”. Porque, aunque sé mucho, conviene que se piense que estoy olvidándome de todo…”... generalidades, ya dije. O es que ha comprometido el grueso de lo que podría declarar a fin de obtener un importante beneficio de parte de una casa editorial que publique sus memorias o de un medio de comunicación propietario de la exclusiva. Será como tenga que ser, pero, otra vez, si las paredes hablaran… Me destoso.
https://citasluis.blogspot.com/2015/02/antes-dudaba-ahora-no-se.html
https://es.wikipedia.org/wiki/Movimiento_Acci%C3%B3n_Po%C3%A9tica
La imagen es de Brassaï, pseudónimo de Gyula Halász, fotógrafo húngaro conocido por sus trabajos sobre París. Y aparece en:
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