ENCONTRAR ABRIGO
Buenas noches nocturnas... Ya saben que me gusta exponer, como quien recrea un itinerario, los detalles de una tarea autoimpuesta, para conocer y reconocerme. Lo hago para mí y lo comparto, como quien encuentra en ustedes a unos caminantes que pasan por el sitio y, porque hay pan, se ofrece bocado. Entonces, medité —es una forma de hablar— acerca de las posibilidades de que existiera un arte del abrigo: para abrigarse. Una forma correcta de vestir cuando las obligaciones o las apetencias exigen abandonar el acomodo de la vivienda en la que uno reside. Afuera, en estas épocas del año, suele hacer frío y no se trata de una sensación agradable. Eso, por no reparar, en exclusiva, en lo tocante a la salud. Por ejemplo, existen estudios que indican que, con la bajada de las temperaturas, la primera línea de defensa del organismo contra virus respiratorios, situada en la nariz, cede. En ese frente se encuentran “unas diminutas bolsas llamadas vesículas extracelulares, recubiertas de receptores capaces de unirse al virus y rellenas de unas moléculas llamadas microARN con actividad antiviral”, que, cuando las temperaturas han descendido “en torno a los 4 °C”, se reducen en un 42%, “y las que se liberan, llevan solo la mitad de microARN y la tercera parte de los receptores”. Por lo tanto, proteger esa parte de nuestro rostro no es una exageración. De otro lado, se sugiere como procedimiento ideal a la hora de conseguir cierta ayuda contra el frío, utilizar varias capas de ropa en vez de un solo abrigo hecho de material grueso. Este sistema permite que entre las capas de ropa que vistamos se formen bolsas de aire caliente que faciliten la deseada termorregulación, proporcionando mejor aislamiento. A estos efectos, también se recomienda que la primera capa sea transpirable, las capas intermedias aislantes y la última con capacidades de ser impermeable y eficiente a la hora de cortar el viento. El caso es que, investigando, buscando respuestas a lo que no sabía definir, vigilante por si en los ecos obtenidos se llegaba a confirmar la piedra maestra de lo que me interesaba, porque estuve examinando algunos refranes —“Si quieres vivir sano, la ropa de invierno no la quites en verano”, “Más vale sudar que estornudar”, “En enero, bufanda, capa y sombrero”—, di con una de esas colecciones elaboradas para que se sirvan de ellas las personas en la vicisitud de tener que escribir un texto “bonito” de invierno para sus 'posts' de Instagram. Di con ello y me encontré pringado de hoz a coz en las pantanosas aguas de la cursilería. Lean, si no: “Mantener un corazón cálido en invierno es la verdadera victoria”. Esta es ideal para uno de esos guiones que escriben para Carlos Sobera en *First Dates*. Digo que “escriben para” porque, si las frases que acostumbra son suyas, de su peculiar bagaje creativo, debe estar hecho de azúcar manufacturado para empalagar a la humanidad entera. Otra: “Quiero a la nieve por la misma razón por la que amo la Navidad: une a las personas, mientras el tiempo se para”… ni en broma, oiga. Por suerte, eso no ha sucedido jamás. El tiempo prosigue. De no ser así, dadas las circunstancias a las que alude quien ha ideado este “bonito mensaje”, la cifra de suicidios en el mundo se incrementaría notablemente, o las guerras. Una más: “Para apreciar la belleza de un copo de nieve es necesario destacarse en el frío”... Destacarse en el frío no sé lo que pueda suponer. Vestir de negro, hacer ruido, ofrecer un muestrario de la moda veraniega para el próximo ejercicio... Y, a todo esto, el copo de nieve, bello, hermoso, delicado, solitario, con seguridad efímero, si no aparece en compañía de otros descendiendo de una nube, ¿va a ser estudiado mediante instrumentos científicos o valiéndose el observador de capacidades contemplativas supranormales? De traca. Para ir acabando que son 30 las estupideces: “Si puedes acordarte de las flores en invierno, estas florecerán como por arte de magia”... La magia. Con la magia vamos y venimos sin nada más que aire en la mochila. Porque, en cualquier contexto, salvo en la ficción, donde vale todo y no siempre, es tanto como apelar a un humo perfumado. Ahora, por ejemplo, hay mucha magia en la publicidad. Un añadido barato, que ni quita ni pone, aunque se revistan de espumillón hasta para ir al retrete. O sea que, con toda esta purpurina, cabe apuntar con las armas cargadas de una munición existente: “Peor un cursi que un malvado”. Un título de prensa, propio del artículo escrito por el periodista Teodoro León Gros en el diario *El Mundo* en fecha de febrero de 2016, en el que aparece, en negritas, Pablo Iglesias, y sale mal parado, un título, repito, fuera de ese contexto, con fuerza resolutiva a la hora de combatir el hielo que produce este germinar de ingenios envueltos en papel de polvorón de supermercado. Y, dicho todo esto, debo destoserme y me destoso.
https://hipertextual.com/2024/12/forma-correcta-para-abrigarse-varias-capas
https://www.elmundo.es/opinion/2016/03/19/56ec583246163f4b3e8b4583.html
La imagen se obtuvo mediante los servicios que proporciona COPILOT
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