LA GUERRA DE LAS GALAXIAS EN LOS OJOS.
Buenas noches nocturnas… Una noticia funciona, en ocasiones, como la fuerza de la gravedad: donde el emisor es un cuerpo dotado de una masa novedosa que logra atraer a otro cuerpo en apariencia indiferente, por peso o por simple cercanía. No es de extrañar, por tanto, que, al examinar una publicación de noticias de origen argentino, INFOBAE, haya reaccionado ante el titular que escribiré al acabar esta frase, aproximándome lo bastante como para enterarme de lo que se dice: “Un farmacéutico explica qué es la enfermedad de Benson o cuando una ‘galaxia’ aparece en el ojo”. ¡Enfermedad de Benson! ¡Una galaxia en el ojo! Nada sabía de todo esto. En la Wikipedia aparece escrito lo siguiente: “La hialosis asteroidea es un proceso degenerativo ocular que consiste en la formación de pequeñas opacidades blanco amarillentas en el humor vítreo. Se trata de un fenómeno totalmente benigno que no suele tener repercusiones sobre la visión, detectándose por lo general de forma fortuita durante una exploración oftalmológica”. Y, en otro párrafo: “Durante la exploración del ojo, estas opacidades reflejan la luz, por lo que dan la apariencia de estrellas o asteroides brillando en el cielo nocturno, de esta circunstancia proviene la palabra asteroidea”… Inmediatamente, pienso en lo adecuado que sería experimentar este inconveniente no dañino, si se es astrónomo y, en especial, astrólogo. En el segundo caso, porque las fantasías originadas en el quehacer profesional de las personas que se dedican a interpretar las vidas y designar acontecimientos conforme a lo presupuestado por cierto destino cuyos signos se aprecian mediante el estudio de la posición de determinados cuerpos estelares, coinciden con el distintivo ocular antes aludido, por otra parte, muy propio de un marketing elemental. No sorprendería que algunos hicieran, si es que eso es posible, por contraer esta enfermedad, para disponer de unos ojos galácticos mediante los que presentarse ante los ajenos y que, estos, se conviertan, en parte de su corte, cuanto antes. O eso, o se los tatúan, y con esto no quiero dar ideas. Enseguida las personas toman en consideración lo que se les dice como si se sugiriera algo serio. Es como si digo, ahora, que sería estupendo acudir con Nube, el perro del vecino al que tantas veces escucho llorar, porque lo dejan solo, y debe ser un animal muy sensible, muy dado a la tragedia, que sería estupendo llevarlo al cine. El perro no es mío, quede claro, pero tanto lo comparto a mi pesar que… pues eso, al cine. Cosa disparatada, ¿verdad? Pues no. No, señoras y señores. En París, de momento por una sola jornada, algunos humanos han acudido al cine con sus familiares cuadrúpedos para ver “La dama y el vagabundo”, la peli de Disney. Y todos lo han pasado muy bien. Por lo visto, las comunidades de fraternidad canina, según la opinión de bastantes de sus miembros, consideran este largo de animación un icono irrenunciable. De modo que, lo peregrino puede hacerse común en cualquier momento. Puede alcanzar rango de cotidianidad y nunca sabremos cómo se ha producido tal cosa. Seguro que existirá una lógica, que se podrán ofrecer datos, pero razones, argumentos adecuados, igual no. Cierto que todo es relativo. Que lo que me parece bien a mí, es incomprensible para otros. Así que, si solo se trata de gustos personales y de opciones comerciales especializadas, mientras haya variedad, posibilidades de acudir al cine con y sin chuchos, ya veremos. En fin. ¿Notario? Diga que he dicho lo que he dicho. Luego ingreso su minuta. Me destoso.
https://es.wikipedia.org/wiki/Hialosis_asteroidea
La imagen se obtuvo mediante los servicios que proporciona Microsoft Designer.
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