QUITA
Buenas noches nocturnas… En términos económicos, una quita es, según la definición que de la palabra facilita la Real Academia, “Remisión o liberación que de la deuda o parte de ella hace el acreedor al deudor”. Y, de la web de una conocida firma de abogados, citaré un párrafo perteneciente al artículo del que es autor Jesús María Ruiz de Arriaga Remírez. Este que dice: “La quita de deuda es un acuerdo al que llegan acreedor y deudor. El acreedor se compromete a rebajar la cantidad al deudor con el fin de asegurarse de que va a cobrar lo que se le debe. El deudor se compromete a pagar la cantidad rebajada acordada. Se recurre a la quita en situaciones de dificultad del deudor para hacer frente a la deuda. Es una manera de facilitar el pago y asegurarlo”. Puede que muchos estén al tanto y sientan que se les interpone un detalle innecesario, pero, tampoco debe ser molestia valerse de ciertas formalidades. En todo caso, he de remitirme, cómo no, a la actualidad, para rematar la presentación de este asunto, y lo haré de la manera más resumida posible: las autoridades independentistas catalanas, conscientes de su influencia y de su poder, a fin de facilitar las actuaciones de gobierno de Pedro Sánchez, exigen al dirigente socialista, una “quita” de la deuda contraída por la Generalitat. La respuesta del Gobierno, por medio de su vicepresidenta María Jesús Montero, es ofrecer una quita a cada una del resto de las Comunidades Autónomas, que también deben una pasta. El lío a continuación se caracteriza, entre otras cosas, por dos asuntos: uno muy complejo, relacionado con las luchas políticas y otro práctico, en el que interviene la distinta valoración de expertos e instituciones económicas y las expectativas del prestidigitador. Con esto último me refiero al dinero que se ahorrarían las Comunidades Autónomas, que no desaparece por cuanto se añadiría al grueso de deudas del estado, y se enseña, nada por aquí, nada por allá, como obran los trucos del artista aludido… Establecer otros considerandos a partir de este sucinto planteamiento acerca de un tema al que pueden acceder, con todo lujo de detalles, valiéndose de los distintos medios de comunicación, puede ser objeto de inconvenientes que no deseo formen parte de este momento de lectura. Así que, está la quita económica, que bien pudiera ser del interés de todos aquellos que tienen deudas, siempre y cuando tales montantes fueran reducidos a la nada, y otras formas de quitar. Por ejemplo, se me ocurre, la quita de todos los objetos rodantes que circulan por las aceras con grave peligro para los peatones. Esto me importa grandemente porque los usuarios de ese tipo de vehículos son una amenaza para mí y, además, son unos cobardes. Probablemente, personas con unas finanzas escasas que se comportan del mismo modo, con la misma soberbia fundada en el dominio del espacio, por dimensiones y por peso, de algunos automovilistas. Claro: estos de las bicis y de los patines no avanzan sobrados de toneladas, sino como el abusón que aúna velocidad y desprecio por la fragilidad ajena a fin de acudir a donde quiera. Digo esto, porque me parece uno de los pagos a los que hago frente a diario. Deudas por vivir, originadas en la actividad del prójimo, que forman una lista inacabable. Pero hay otras quitas, menos tangibles. Citaré, tan solo, la posibilidad de quitarme algo, pero no todo. Porque, aunque como escribió Quevedo, “Lo que me quita en fuego, me da en nieve/ La mano que tus ojos me recata”… previene la frialdad de la distancia, el ardor absurdo de la pasión si ha de consumirnos, y con que no nos quememos, basta el olor a chamusquina para saber que estamos en peligro. Que no desaparezcan mis sentidos, pero me quiten cierto rigor a fin de percibir el mundo con exigencias más leves. He dicho. Me destoso.
https://www.arriagaasociados.com/2020/10/quita-que-es/
https://ciudadseva.com/texto/lo-que-me-quita-en-fuego-me-da-en-nieve/
La imagen se obtuvo mediante los servicios que proporciona ARIA.
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