NO LO SÉ
Buenas noches nocturnas… Ya saben que no tengo un plan. Raramente sé, de un día para otro, qué es lo que contendrá el comunicado puesto a disposición de todos en estas instancias. Por eso, para mí, es una ocasión aventurera, abundante en entropía y, algunas veces, demasiado: cuando van pasando las horas y nada resuena lo suficiente como para que me ponga en marcha. En tales casos, mientras pasan los minutos, he de admitirme como inoperante y no me duelen prendas: “no lo sé”. Tres palabras que dan lugar a una complicación social. O a muchas. No lo sé. Lo dice Data, el androide sapientísimo que viaja a las órdenes del capitán Picard en la serie televisiva *Star Trek: La Nueva Generación*, en el episodio llamado "Donde el silencio es esperanza". No lo sé. Pero lo dice Ignacio Crespo, médico y divulgador científico: “a veces, es crucial reconocer que, simplemente, no sabemos algo. Si no identificamos nuestra ignorancia y trazamos sus límites, no podremos explorarla ni reducirla, solo obviarla con los peligros que eso conlleva”. No lo sé. Y es a partir de ese trío que podemos edificar. Tenemos una acotación sobre la tierra y algo puede aparecer, algo puede levantarse en ese territorio, si estamos deseosos de averiguar lo que convenga. Por lo tanto, si declarar que no sabemos es indicativo de empobrecimiento, si eso nos coloca, a ojos de los demás, en el reservado trasero de la vida, allá la vida, y allá los otros. La humildad también es un grado, y se necesita para ser y progresar. He aquí los versos de Dámaso Alonso: “Yo no sé si eres muerte o si eres vida, / si toco rosa en ti, si toco estrella, / si llamo a Dios o a ti cuando te llamo. / Junco en el agua o sorda piedra herida, / sólo sé que la tarde es ancha y bella, / sólo sé que soy hombre y que te amo”. Si este no es un principio. Si no es una constante, habrá que llamar a las cosas mediante nombres privados de nobleza. Y tendremos un mundo menos cabal, si es que eso pudiera ser posible. Yo no sé muchísimas cosas. No sé cómo se fríe un huevo, aunque lo haya hecho unas cuantas veces. No sé la distancia que hay entre el canto de un ejemplar de papamoscas cerrojillo y el de un papamoscas de collar que, además, acabo de aprenderlo, son virtuosos a la hora de ofrecer sus trinos en dialectos desiguales. No sé cómo se arma correctamente un cubo de Rubik. No sé si la ruta indicada para ir de un punto a otro se hace mejor a paso ligero o a despreocupada marcha contemplativa. No sé cómo se arregla el mundo ni sé si tiene arreglo. De hecho, no sé si en verdad está roto, por mucho que a mí me lo parezca. Al fin, he de remitirme a estos versos de León Felipe: “Yo no sé cómo soy… / y no sé lo que quiero… / y no sé a dónde voy / cambiando, inquieto, siempre de sendero… / Algo espero, sí, pero… / ¡No sé, tampoco, lo que espero!...". Porque, aunque no se parte de la nada, cada día puede ser, con sus bien ordenados armarios, con sus calles dispuestas en perfecto estado de revista—huelan bien o huelan mal—con sus voces de mercado, idénticas a las que fueron pregón ayer, un originarse para, al final de la jornada, ir a mucho menos en el silencio oscuro. Desperezarse y regresar a lo inapreciable. Y firmar como nuevo, en lo tocante a cada uno, lo que se parece muy mucho a lo que, entre lo precedente, tampoco era novedad. Igual en esto consiste. No lo sé. No me da miedo decirlo. No lo sé. Y si lo llego a saber, habrá algo a continuación que permanezca en el territorio de mi ignorancia: una vasta geografía, por no decir infinita hacienda, en la que existen, a pesar de mí, todas las cosas que desconozco. Muchas más que la suma de las criaturas de este mundo. Muchas más que estrellas en el universo. Muchas. Muchas más. He dicho. Me destoso.
https://www.ciencia-ficcion.com/opinion/op02374.htm
https://www.larazon.es/ciencia/20200912/ul2ohud425hmboelawoz3o355m.html
https://prensasocial.es/un-poema-yo-no-se/
https://garciateijeiro.blogspot.com/2013/08/paseo-poetico-iv-con-leon-felipe.html
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