DE INTERNET AL BARRE
Buenas noches nocturnas… Todo comenzó durante las primeras horas de la mañana. Escuchaba una emisión atrasada de “Onda Cero”. En “Más de Uno” intervenían el matemático Santi García Cremades y el físico Alberto Aparici. Mencionaron la teoría de los “seis grados de separación”: “indica que cualquier persona puede estar conectada a cualquier otra persona del planeta a través de una cadena de conocidos que no tiene más que cinco intermediarios, conectando a ambas personas con solo seis enlaces”. Y, como me trae recuerdos de otra emisión radiofónica, gracias a la cual conocí este supuesto, difundida mediante los recursos técnicos de Radio 3, doy por sentado mi relación de grado dos con un admirado intérprete de la canción, ahora retirado, lo que propicia el contacto de algunas personas que conozco con la citada estrella: asistí a un concierto, ocupando mi localidad, junto con varios acompañantes, y saludé al artista, que estaba a punto de retirarse del escenario una vez concluidas las pruebas de sonido, para solicitarle un autógrafo, no para mí. Esta idea de la conexión se ha impuesto más tarde, por cuanto unas cosas me llevaron a otras. Al examinar un surtido de noticias, di con uno de esos términos afines a la cosmética, con frecuencia insignificantes para mí, pero sujetos a la curiosidad que puede manifestarse en todo ser ocioso. En ese momento, liberado de obligación alguna, me interesé por la pieza y no hubo nada: tanto si tengo celulitis como si no, las preocupaciones que experimentan las personas por esta causa, quedan al margen de los cuidados que prefiero tener en cuenta. No obstante, extraje cierto provecho. Pensé en los anglicismos que tantas veces atiendo, aunque no para bien. En la caja de escritura del buscador de guardia, naturalmente hablo en términos informáticos, escribí la palabra que aludí, por su significado, a todo giro o modo de hablar propio de la lengua inglesa. De entre los referentes a los que pude acceder, seleccioné uno publicado en el diario El País, que, a su vez, remitía a “la lingüista Elena Álvarez Mellado”, desarrolladora del “programa informático Observatorio Lázaro, que analiza el léxico en los medios informativos”. Así que tenía: radio, internet, prensa, El País, Observatorio Lázaro. Cinco. Faltaba uno para poder escribir, con propiedad, el título de este comunicado: *DE INTERNET AL BARRE*. Entonces, como la web del “Observatorio del anglicismo en la prensa española”, al alcance de cualquier usuario, existe un apartado que recoge las últimas voces detectadas, seleccioné “afterbar”. En el contexto de la publicación en la que la palabra aparece, “Cómo el gimnasio se ha convertido en el nuevo y definitivo símbolo de estatus en 2025”, una información facilitada por Marita Alonso, en la revista ELLE, la denominación dicha se corresponde con una instalación de hostelería, una barra de bar, destinada a ofrecer a los clientes el punto de encuentro e intercambio social que los regentes del negocio han ideado como servicio o suplemento. El “barre”, un “ejercicio físico, que suele realizarse en clases grupales, que se caracteriza por el uso de la barra de ballet y la incorporación de movimientos derivados de esa especialidad en la rutina, todo en combinación con posiciones de yoga y pilates y una gran carga de trabajo isométrico”, como sustantivo, aparece en el subtítulo del artículo que acabo de mencionar: “Gimnasios con tarifas prohibitivas, clases de barre de las que presumir y entrenamientos al alcance de unos pocos son el nuevo lujo (por no hablar del look hiper medido para sudar)”. ¿Y en qué consiste todo esto? Pues, resumidamente, a partir de una información publicada en El Periódico de España por María G. San Narciso, “barre” o “barré” es una disciplina de entrenamiento, también conocida como Método Lotte Berk, muy popular en Estados Unidos, creada por Lotte Berk, una bailarina judía nacida en 1913 en Colonia, quien escapó de la Alemania nazi en 1938 y se trasladó a Inglaterra. Después de una lesión en la espalda, combinó ejercicios de rehabilitación con ballet y le fue bien. Comenzó a impartir clases en 1959, promoviendo un enfoque en el empoderamiento femenino y lo que ella llamaba "el estado del sexo". En la revista Cosmopolitan, Berk afirmó que este ejercicio ayudaba a "desarrollar confianza y competencia sexual", originando una práctica que se centraba en la erótica y el disfrute personal en un ambiente exclusivo para mujeres… ¡Tela! Y yo sin necesidad de ir al gimnasio. Que tal vez sí, es posible experimentar mejorías funcionales sirviéndose de esas prácticas, pero no es mi rol, no entra en mis planes. Cabe saludar al lunes, que, a estas horas, está ya presentándose y exhibirá los requisitos que considere oportunos para validar la continuidad de la existencia. Este fue el viaje dominical. Muy ameno para mí. Me destoso.
https://www.muyinteresante.com/actualidad/61411.html
https://observatoriolazaro.es/index.php
https://www.elle.com/es/belleza/salud-fitness/a64304608/gimnasios-lujosos-clases-barre/
https://www.epe.es/es/la-vida-contigo/20230730/barre-disciplina-ejercicio-moda-mejor-sexo-90397642
La imagen se obtuvo mediante los servicios que proporciona FREEPIK
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