ABIGEO
Buenas noches nocturnas… Quienes han visto películas del oeste americano recordarán a esos tipos, diestros jinetes, que delinquían apoderándose de la vacada ajena: los cuatreros. Es lo que hacen los abigeos, según término ya en desuso, y da lugar al abigeato. Son dos voces que «provienen del latín *abigere* ‘robar ganado’ y *abigeator, -oris* ‘ladrón de ganado’. El vocablo latino se formó a partir del prefijo *ab-*, que denota lejanía, y de *gere*, con el sentido de ‘llevar’, ‘conducir’». En español se empezó a utilizar en el siglo XVII y algunos entienden que pudo provenir de un origen culto. Ahora bien, no es segura la extinción de estas labores; tampoco recibí noticia de lo contrario. Por lo tanto, puede que los abigeos se hayan reciclado, es decir, actúen en su propio beneficio dedicándose a otras tareas del mal. Como, por ejemplo, el hurto de materiales de cobre, que tiene actualmente mucha mejor salida que las reses, por cuanto los controles y medidas de seguridad hacen complicada su conversión en productos que revender. Lo digo porque han vuelto a robar materiales conductores a los servicios de la infraestructura ferroviaria y las personas han padecido, otra vez, en los trenes y en las estaciones. Han padecido sin ayudas, sin información, de la misma forma que siempre. Por lo visto, nadie se ocupa de tener a punto los recursos que sean necesarios para auxiliar a los viajeros en las circunstancias dichas. Dicen: «Esto no ocurrirá nunca; esto no volverá a ocurrir». Y, hasta la siguiente, disponen de tiempo para inventar alguna otra sentencia elaborada con humo. El ministro Puente insiste en el sabotaje o la oportunidad de hacer daño. Esto último es propio de delincuentes. Asegura que a los responsables de la hazaña no debió moverles el dinero, por cuanto el botín supuso una cantidad irrisoria, y lo dice todo muy serio e indignado. Ser ministro es duro. Y no debe extrañar que los ministros se enfaden. Al fin, es como si fueran seres humanos. Pero, ¿cuál pudo ser la razón que impulsó al abigeo que digo, o a su tropa, a cambiar vacas por cables de la luz? Cabe apuntar, en uno de los primeros lugares de la lista, la rentabilidad económica. Existen indicios de la pérdida de valor en lo tocante al comercio de ganado a causa de las medidas de vigilancia, los cambios en la economía o la propia demanda de productos. Si en esta primera intervención la captura ha resultado pobre, se debe a la impericia y a las ganas de ir probando los mecanismos profesionales. En este sector de la gamberrada con ánimo de lucro hay mucha competencia y hace falta ir despacio para crecer a prisa. Resulta, además, un proceder mucho más sencillo que el de merodear en busca de animales, porque las instalaciones de las que se arrebatarán los elementos con los que comerciar más tarde permanecen siempre en las mismas localizaciones. Por otra parte, las operaciones logísticas se simplifican bastante. No se debe olvidar que apropiarse de algo cuando se roba no es sinónimo de éxito por sí mismo. Luego hay que contactar con intermediarios que son los que reintroducen el producto en el sistema económico, y este tipo de metales, por dejar rastro casi nulo y ser de gran demanda, se colocan enseguida. Es importante también el desarrollo de la red de ferrocarriles en España, cosa que ha puesto al alcance de cualquiera los “yacimientos” a los que vengo refiriéndome… En definitiva, a nuevos tiempos, ingenios nuevos. Readaptación: del oro carnal al cobre de la codicia. Lo importante es que existen unos recursos valiosos a los que todo agente del otro lado de la calle debe atender. Hay que estar atentos y urdir lo que convenga para cambiar de caballo en plena carrera. Esto, seguro que lo está pensando el ministro. El ministro que sospecha del abigeato como un trampantojo del mal. Me destoso.
https://www.elcastellano.org/envios/2024-11-14-000000
https://www.rae.es/tdhle/abigeo#d3
La imagen se obtuvo mediante los servicios que proporciona ChatGPT.
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