LO HARÁN MEJOR
Buenas noches nocturnas… En el origen de esta reflexión surge una inquietud: ¿no puede ser que sintamos temor ante la posibilidad de acceder a un producto cultural o de entretenimiento, a una pieza comunicativa, sin que podamos determinar su origen? Me refiero a la incertidumbre sobre si la gravidez, el diseño, la industria y el acabado de una obra se deben o no al empleo de artefactos tecnológicos de última generación. Es decir, que seamos incapaces de diferenciar aquello creado exclusivamente desde nuestra naturaleza y con nuestros propios recursos—o asistidos por distintas herramientas—de un material idéntico realizado por medio de lo que llamamos inteligencias artificiales. Y que, además, eso nos guste. Que lo consideremos rebosante de excelencia. Porque, creo, existe miedo. Se perciben maniobras defensivas encaminadas a desmerecer o desprestigiar lo que se produce mediante esta tecnología, como si en esa generación no intervinieran, de algún modo, seres humanos. Cabe recordar que, hoy por hoy—al menos, que se sepa—estos ingenios no son autónomos. Sin embargo, algunos se escudan en la falta de sentimientos, emociones, alma, valores y circunstancias todavía distintivos del ser humano para colocar a los productos escritos o audiovisuales en un escalón inferior y reprochar a este logro del siglo XXI la utilización de los materiales humanos existentes con anterioridad para realizar sus novísimas consecuciones. Esta idea fue el denominador común en una conversación mantenida por los periodistas y comunicadores, Juan Carlos Ortega, Pepa Fernández y Juan Ramón Lucas, con su anfitrión en el pódcast *Lo que tú digas*, de Álex Fidalgo. El diálogo data de febrero de este año, pero no parece lejano a la actualidad. En él, coincidieron en reconocer la IA como herramienta útil, pero también en considerar que el diferencial de ese intangible al que algunos llaman “alma” sigue siendo un factor fundamental que coloca a las inteligencias artificiales detrás del ser humano. Este es el precedente de lo que hasta ahora he urdido como parte del comunicado que están leyendo… o escuchando, si es que han solicitado los servicios de alguna aplicación para tales menesteres. Es cierto que gran parte de la información que puede recopilar un sistema de procesamiento de datos—muchas veces sin haber satisfecho lo que los autores originales deberían recibir como precio de su trabajo—supone un intento de imitar lo que la humanidad ya tiene. Y, eso sí, la correspondencia se realiza a una velocidad increíble y cada vez de manera más consistente. No obstante, los seres humanos también imitamos a otros. Desde luego, cada nuevo avance, cada paso acertado que podamos considerar, al menos momentáneamente, como único, es posible gracias a lo que otros hicieron antes. Las máquinas, diseñadas por nosotros, hacen lo que sabemos hacer y como las hemos enseñado. Más aún, sirva de analogía: en la serie *Bright Minds* (*Astrid et Raphaëlle*), una producción francesa que sigue a la comandante Raphaëlle Coste y a Astrid Nielsen, una documentalista que trabaja en los archivos de la policía. Astrid, una joven autista, es capaz de procesar las informaciones que se guardan en el departamento donde presta sus servicios, de una manera excepcional, encontrando conexiones que otros podrían pasar por alto, lo que la convierte en una pieza clave en la resolución de crímenes. He ahí un gigantesco archivo de recursos relacionados con la criminalidad que, ordenados conforme a lo que se necesite, proporcionan la clave de casi todo lo que se persigue. Naturalmente, esto es ficción, pero que lo sea no invalida el argumento. Así pues, creo que somos vulnerables. La sola idea de que un artefacto se emancipe de nuestro cuidado y obtenga mejores resultados nos inquieta. No debería serlo en mayor medida que el ser más terrible hasta ahora descubierto sobre el planeta Tierra: el *Homo sapiens*, pero… A mí, ¿qué más me da si la próxima exposición a la que acuda está íntegramente compuesta de cuadros realizados mediante los servicios a los que vengo refiriéndome? ¿Qué más me da si no sé diferenciarlos de los creados sin el concurso de herramientas más recientes? ¿Qué más me da si no hay forma de distinguirlos? ¿Qué más me da si no hay diferencia? Me destoso.
https://www.youtube.com/watch?v=ZFA_qw23p7M
La imagen se obtuvo mediante los servicios que proporciona GROK y fue editada después.
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