DIGNOS DE MASOCH
Buenas noches nocturnas… Existen determinadas ideas o actos cuya consideración y puesta en práctica podrían recibir un certificado de valía. Es decir, destinadas a formar parte del torrente de lo que se denomina “normalidad”. Y algunas de esas proposiciones, por lo visto procedentes de personajes más o menos conocidos, e incluso personas anónimas, merecen la etiqueta de masoquismo. Por ejemplo, tal y como se aprecia en esta cita de la obra de John Boyne, *La casa del propósito especial*: “Hay veces en que le envidio su juventud, pero trato de no pensar mucho en eso. Un anciano no debe tener celos de aquellos que vienen a ocupar su puesto, y recordar el tiempo en que era joven, sano y viril es un acto de masoquismo que no sirve de nada”… Por cuanto son muchas las personas que echan la vista atrás y rememoran el pasado sin que por ello experimenten placer mediante el dolor de saber que ya no son quienes fueron, otros aprecian ese matiz y, de esta manera, las cosas se aproximan o no a este mundo en el que rige el gozo, siempre y cuando se pague con el tormento de los tormentos. Servidor no es partidario. Más aún cuando todos los días se conocen casos, y no pocos, de gente que pierde la vida, no por acudir a alguna guerra estúpida, sino por satisfacer apetitos, incluso confesables. Por ejemplo, nadar. Es una excelente actividad, si se realiza con las medidas de control oportunas, condiciones físicas personales y asistencia de socorro a salvo. Por supuesto, un placer. Pero, ay. ¡Ay! Comienza la temporada, se abren las piscinas y la costa, como está abierta siempre, recibe a una multitud de visitantes, incapaces de conducirse de acuerdo con lo que el instinto de conservación propone. Por eso, tal y como leo en *La Vanguardia*, “Andalucía, con 27 fallecidos, es la segunda región que más ahogamientos registra en 2025”. En lo que va de este año, aún queda bastante tiempo para aumentar esa cifra. “Del total de 138 muertes contabilizadas en todo el país, 12 fueron víctimas menores de edad”. Y, para concluir con estos datos: “El perfil más común de fallecidos en estas situaciones corresponde a varones de más de 55 años, que se bañaban en zonas sin socorristas”. Por lo tanto, el capricho de nadar, restando de la cifra total a aquellos que habrán perecido accidentalmente, la alegría de hacerlo, la dicha de ser pez, ha llevado al tanatorio a cuantos así lo hayan querido: de alguna manera eligieron ese término. ¿Es o no es masoquismo? ¿Es o no es? Luego está esto a lo que llaman hostales u hoteles cápsula. Consiste en recintos en los que se paga por dormir sobre una litera cerrada. Por resumirlo mucho, digo. Al parecer triunfan entre personas de escasos recursos, gente de paso, alguna clase de turismo y, cómo no, personas que consideran este servicio una experiencia más. O sea, o calculan la diferencia entre pasar una mala noche para alcanzar otro acontecer del todo gratificante, o disfrutan como nadie sabe, sometiéndose a vivencias sin duda discutibles. ¿Por qué? No tengo ni idea. Ni aunque me lo explicaran cien veces, podría admitir como propios los valores en los que se fundara una toma de decisiones así. En *Información*, Lydia Ferrándiz ofrecía detalles, en febrero, acerca de un establecimiento similar a lo que describí con mayor brevedad: “Entre nave espacial, cápsula futurista y albergue. Con habitaciones que apenas alcanzan los dos metros de largo por uno de ancho, un diseño minimalista y rodeado por paredes blancas que alumbran luces de neón, los hoteles cápsula ofrecen una experiencia de alojamiento diferente. Similares a pequeños ‘nichos’, en los que las instalaciones de las que dispone, como el baño, son compartidas, este nuevo sistema de albergue ya se encuentra implantado en las grandes ciudades del mundo y ahora parece que se abre camino en Alicante”. ¡Una experiencia!, digo yo. Una experiencia, sí, al margen de necesidades imperiosas, si se quiere sufrir incomodidades por el placer de contarlo. Pues bueno. Masoquismo. Me destoso.
https://es.wikipedia.org/wiki/Leopold_von_Sacher-Masoch
https://www.lavanguardia.com/libros/autores/john-boyne-118504
La imagen se obtuvo mediante los servicios que proporciona ARIA.
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