LA ANTESALA DEL INFIERNO.


Buenas noches nocturnas… Servirá para un parque de atracciones, para un mercado callejero, para las instalaciones que se dispongan cuando acontece, por ejemplo, la feria del libro. Son todos lugares en los que se espera una gran afluencia humana. De hecho, la razón de ser de toda esta iniciativa comercial es que acudan cuantos más, mejor. Bien. Pues, antes de que tal cosa suceda, desde mi punto de vista, al adentrarse el observador por una de esas calles estrechas, en una localidad turística, con pasos por los que deambularán con dificultad dos personas si, caminando en sentido contrario, se cruzan, con materiales de hostelería ocupando la mayoría de la superficie practicable, o con comercios que tienen expositores exteriores a fin de dar a conocer sus mercancías, al adentrarse, insisto, dirá que se halla en la antesala del infierno. Cuando esta misma persona, cronista de lo que acontece y comunicador de sus impresiones, toma asiento o estima si ocupará una mesa dentro de un comedor, porque es una buena hora para tomar el desayuno, por suerte todavía casi en soledad, y comprueba, al examinar el mobiliario, que, de estar todas las mesas ocupadas, los camareros y servidores deberían hacer escorzos circenses originados en la inquietud ajena y unos y otros, aunque habláramos en susurros, estaríamos al tanto de lo que dicen los demás, este ser terrestre, digo, sostendría que ese agobio futuro de criaturas como pedazos de pez en lata de sardinas es la antesala del infierno. Pero, si, considerando todas estas cosas, sufriera un vahído y, tras la convulsión, acabara transportado a una región de los siglos venideros todavía por determinar, podría encontrarse, a peores, en los pasillos de una estación interespacial con gravedad fluctuante. Otra vez, porque transiten por allí no solo criaturas humanas sino alienígenas, conociendo lo mal diseñado que está el mundo moderno, lo sujeto que está a imprevistos tecnológicos de primer grado, a fallos, a catástrofes; de producirse una sobrecarga, de registrarse valores como consecuencia situados en el extremo de las medidas posibles, pues vino demasiada gente, la antesala del infierno estaría abriéndose de nuevo. Y si, lejos de recuperarse, permaneciera en esa alternativa de la realidad, sin otra lógica que la de los sueños, a punto de ingresar en una sala de conciertos perteneciente a una empresa que, contando con la mansedumbre de la clientela, no solo estuviera dispuesta a que se superara el aforo permitido, sino el imaginado, se daría cuenta de que tal cosa es posible, que, de hecho, va a suceder, y urge colocar un cartel con toda suerte de reclamos visuales para que los que pasaran por allí leyeran: **antesala del infierno**. ¿Y las playas? Esos lugares paradisíacos, sea lo que sea para cada uno el paraíso. En un espacio terraformado de Marte, idílico, acogedor, emocionante, sublime… de arena ultrafina, como azúcar glass, producto de impresoras moleculares y dotado de un océano artificial que se mantiene estable gracias a sofisticados generadores de marea controlada. Mas, llegan naves y naves de la Tierra y de otros planetas. Una multitud de colonos acude como abejas al panal, los sistemas de control de temperatura y filtrado comienzan a perder eficacia, por cuanto aunque resisten, la bondad y el orden de las cosas invitan a pensar, de pronto, con tantas criaturas, en una selva impenetrable. El aire sintético se vuelve denso, saturado de partículas que el sistema no recicla al margen de toda medida estética. La humedad se descontrola, generando un bochorno insoportable, y las unidades de refrigeración se convierten en emanaciones de un helado tufo a cloaca. Todo porque lo concebido para bien se resiente irremisiblemente cuando las hordas de los ociosos proponen, antes de que lleguen a instalarse allá donde vayan, la antesala del infierno. En el presente y en el futuro. Somos muchos, demasiados, vamos a los mismos lugares, nos importa muy poco la presencia de nuestros semejantes y suele producirse eso que llaman la ley del más fuerte. No se salvan las gentes por sus edades. No se salvan por su sexo. En la antesala del infierno, proyecto de lo que será equivocado, todo parece, además, magnífico. Como le parece magnífico el queso que está en la trampa al roedor. Solo que esta otra trampa está dispuesta para todas las ratas y todos los ratones. Me destoso.


La imagen se obtuvo mediante los servicios que proporciona ChatGPT.






Selección gráfica del día...

IDÍGORAS y PACHI en El Mundo 31 de mayo de 2025



JL MARTÍN en La Vanguardia 31 de mayo de 2025



Peter de Sève en la cuenta de X de @lavidaenvinetas 1 de junio de 2025




Selección de contenidos...

Primera:

Xavier Cugat Jungle Rhumba

En el Canal Mark Lloyd

https://youtu.be/yb9EOYqVScU?si=vAywmysgZ4zf9REY




Segunda:

Teaser "Del alma" | Chicuelo - Marco Mezquida

En el Canal Marco Mezquida | Music

https://youtu.be/rban_2EIp3U?si=kTTGtMHfQ5AEl3B1



Tercera:

Cimafunk, Chucho Valdés, La Tribu - Mambo Influenciado: Latin GRAMMY Session 25 Años (Live)

En el Canal Chucho Valdés

https://youtu.be/AjX3hE6Ttb0?si=XUpSXM7-8Gqzf7zG


















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