VARIACIONES SOBRE UN PLAFÓN ROTO (1)


Buenas noches nocturnas… El primero apareció en la repisa del muro que separa la acera por la que, con un espacio ridículo para transitar, se admiten a ciclistas y usuarios de patinetes eléctricos o no, contra peatones y la calzada. Un plafón: esas lámparas generalmente planas, translúcidas o solo parcialmente, que se coloca pegada al techo y no permite ver las fuentes de luz. Un plafón, de algo más de una cuarta de diámetro, roto, bien fracturado, salvo en el caso de la base metálica. Después, en sucesivas fechas, han aparecido en otras localizaciones por toda la ciudad. Nadie reclamó para sí la autoría de los hallazgos, ni se facilitaron más detalles acerca del propósito de este empeño. Sin embargo, algunos investigadores dicen haberse puesto en contacto con seis personas a las que cabría atribuir esto de lo que se da noticia. Todas estas personas, sin conocimiento de la existencia de los otros —o eso declaran—, ofrecen pareceres que invitan a creer en su protagonismo, aunque se recogieron discrepancias y contradicciones. Por ejemplo, mientras uno de los entrevistados aseguraba que el plafón tenía bordes romos, otro lo describió como un fragmento irregular que aún cortaba con mirarlo. Este redactor de comunicados ha conseguido algunas de estas entrevistas y está en disposición de ordenarlas a fin de que se examinen y se pueda esclarecerse el fenómeno del que hablamos. No se aportan nombres propios ni datos personales de cada uno de los sujetos. El primero al que cabe referirse estima lo realizado como un acto de protesta, “contra la perfección urbana”. “Todo está próximo a lo incólume, la ciudad huele a plástico y a obediencia y, en este contexto, un plafón roto es no solo la oportunidad de alzar la voz, sino la irrefrenable alternativa que hace de lo particular asunto público mediante un elemento común, algo que todos tenemos o hemos tenido. En definitiva, el desorden es belleza, la ruptura, continuidad de lo emocionante. Pero, no se olvide: esta elección conduce a la idea de eficacia. Un folleto se tira, se abandona una vez recibido; un plafón roto, encontrado inesperadamente, extraña y merece la pena detenerse para realizar un escrutinio sin prisas. Hay, o debe haber, un tiempo para la interrogación introspectiva. El desconcierto lo pone todo en cuestión, obliga a tomar nuevas posiciones y produce grietas en los muros de la obediencia. Lo digo, no como un artista urbano —aunque algunos me han calificado de tal—, sino como activista de la liberación… o algo parecido, no tengo del todo claro qué nombre ponerle. La rotura pública de los objetos conduce a quebrar la idea de poder invulnerable. Lo perfecto admite dudas. Y por la duda se introduce el pensamiento disonante. Tal vez la oportunidad de infiltrarse en el sistema”. El segundo de esta “candidatura” satisfizo con sus respuestas la lógica curiosidad… “El arte no pone objeciones cuando ha de mostrar las circunstancias del daño, la ejecución del mismo, o sus propios efectos. En este caso, cubre las funciones de celada: atrapar y conseguir un dictamen. ¿Quién tendrá viva la palabra ante la aparición de aquello que dejó de cumplir con las expectativas? Una vez en este lado de las cosas, habrá residentes y visitantes que empiecen a dudar de lo cotidiano. Además, si los sujetos no saben del arte como arte, y me refiero al registro al que da lugar el hallazgo de ese plafón sometido a un estrés definitivo, o no lo sepan, importa poco. La validación que interesa viene dada por las reacciones que se produzcan. Podría ocurrir, claro, que la manifestación pasara desapercibida. Pues bien, juega a favor. A favor por cuanto el silencio mismo es parte de la pieza, de su trascendencia. Téngase en cuenta que la elaboración efectuada con los materiales elegidos es, precisamente, una falta de tacto. Es el azar el que se impone en cada una de las proposiciones. Y es por esto que resulta incómodo. El arte tiene que ser incómodo. La imprevisibilidad propicia fortalezas"... Este testimonio fue recogido mientras el informante dormía. Planchaba la oreja en medio de la entrevista, pero sus palabras continuaron, o eso juraría yo... El tercero de entre los seis que anunciamos, último de los que aparecen en esta oportunidad —los otros tres serán mencionados en la entrega de mañana— estuvo dispuesto a decir: “No odio la luz. Odio su finalidad. Por eso yo creo zonas grises, sombras activas, dispuestas para huir: el modo que creo conveniente para liberar espacios. El germen de esta filosofía lo encontré en una sala de espera iluminada como una carnicería. Ante la carencia de espíritu de las estancias administradas por el poder, cuando se finge la luz como guía de la dicha, del confort, hay que decir no; no, al mero cálculo de encandilar. Prefiero suprimir la luz que sirve al progreso del héroe: que avance en penumbra. Y no temo que me traten de vándalo. No lo soy. Los vándalos no reflexionan". En breve, como ya se ha dicho, conoceremos las opiniones de los otros tres para lograr unas conclusiones plausibles. Regresen a esta lectura. Será sábado. Me destoso.


La imagen se obtuvo mediante los servicios que proporciona COPILOT.






Selección gráfica del día...

CAÍN en La Razón 27 de junio de 2025



EL ROTO en El País 27 de junio de 2025



PUEBLA en ABC 27 de junio de 2025




Selección de contenidos...

Primera:

Ellen Alaverdyan & Anushik Alaverdyan (Aunt & Niece) - Armenian Folk Song "Summer Night/Ամռան Գիշեր"

En el Canal EllenPlaysBass

https://www.youtube.com/watch?v=3u46-BO2UX0



Segunda:.

Yerai Cortés - SONAR POR BULERÍAS | A COLORS ENCORE

En el Canal COLORS

https://youtu.be/2m6haX6WZ2M?si=G6rqDsBE3UhI1Me4



Tercera:

Emilio Piano ft. Ibrahim Maalouf - Cascades

En el Canal Emilio Piano

https://www.youtube.com/watch?v=YymSClz-RIo&list=RDYymSClz-RIo&start_radio=1




















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