DOMINÚS FERROCARRUM
Buenas noches nocturnas… Hace no demasiados días regresó de Freedonia, tras una estancia semiclandestina, el aclamado reportero, estrella de la comunicación de masas, Stephanus Uberreizetieta Elizonduren. Está de nuevo entre nosotros, y con magnífica información. Un material que contiene los detalles del proyecto que parece a punto de ponerse en marcha, según conversaciones —hasta ahora secretas— mantenidas por el ministro de Transportes del gobierno presidido por el Dominús, Rufius T. Ignis Volans. Por suerte, gracias a la calidad personal de Uberreizetieta Elizonduren y a los vínculos afectivos, fraternales, que este humilde comunicador —reverencia con gorro de plumas por mi parte hacia el aludido maestro periodista y a los lectores— ha logrado después de una larga entente, van a conocer, a grandes rasgos, un adelanto de lo que se publicará en diarios de medio mundo. Como ustedes saben, Freedonia, una nación que, de acuerdo con los índices financieros, demuestra el éxito de las políticas progresistas ejecutadas por la ministra de Hacienda, Maria Iesu Mortero, y por el ministro de Economía, Carolus Corpus Cristi, experimenta una serie de dificultades relacionadas con el aumento de los operadores ferroviarios —hasta hace no demasiado la única compañía era la entonces estatal TRENFE— y la falta de adaptación de las infraestructuras, conforme a lo que explican desde el ministerio que dirige Óscarus Pons Sancti Iacobi. De hecho, Stephanus nos ha confiado un extracto de ese diálogo al más alto nivel y, como prueba de lo que está sucediendo, lo reproduzco —palabras de Sancti Iacobi— por el indudable interés que puede deducirse de lo expuesto: “Señores, esto no puede seguir así. Hoy, otro tren más. Trece horas, ¿qué digo? Más de trece horas en un tren, para regresar a mitad de camino. Y menos mal que las autoridades de proximidad estuvieron al quite al socorrer a los viajeros con unos bocadillos y bebida. Ninguno de ustedes supo qué hacer. Que si esto será de los cigüeñales, que si Windows 10 era mejor, que si vamos a remolcarlos con bueyes… ¡Ay, expertos, expertos! ¡Menos mal que tengo diez mil asesores! Vean. Miren estos gráficos. De ahora en adelante, los convoyes se duplicarán: en vez de ocho vagones, dieciséis. Trenes de largo recorrido. La mitad de esos coches, destinados al pasaje normal. Gentes en sus asientos con las comodidades o incomodidades derivadas del dinero que hayan querido gastar. La otra mitad, en previsión de nuevos altercados —ya que los técnicos dicen que habrá muchas averías, salvo que el dos por ciento dedicado a Defensa se invierta en el ferrocarril—, estarán acondicionados para proporcionar a esas personas, contribuyentes, visitantes extranjeros, turistas, distracción. Amenidades gastronómicas, culturales… Entretenimiento. Y sin dejar el tren. Sin dejar los trenes nuestros. El nombre de TRENFE ha de seguir resonando como la compañía fetén. La compañía del 'puto dominús'. Y lo que ahora necesitamos son ideas. ¡I-de-as!”... Por lo tanto, habrá cambios en Freedonia. Y nada de ruedines en la bicicleta: van cuesta abajo y sin frenos, porque, al parecer, si no pueden con el enemigo, lo imponderable habrá de ser el aliado de cabecera. Como en la pandemia, parecen decir en el Ejecutivo del estado al que aludo constantemente, saldremos empoderados. Más bonitos. Jeringados pero inconcebiblemente distraídos, contentísimos. Ya me estoy imaginando a los grandes artistas del momento dando recitales en los trenes varados. Puede ser Rosalía, puede ser Maluma, Karol G… ¡Quién sabe! Desde aquí, lo contaremos. No lo duden. Pronto. Me destoso.
La imagen se obtuvo mediante los servicios que proporciona GEMINI.
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