ÉXITO ENTRE COMILLAS
Buenas noches nocturnas… Una de las primeras palabras que voy a escribir me conduce al éxito. Me lleva al “Resultado feliz de un negocio, actuación, etcétera.”, a la “Buena aceptación que tiene alguien o algo”... y al “Fin o terminación de un negocio o asunto”. Los términos del significado de la palabra “éxito”. No ha sido tan difícil. Sé que existen fórmulas y requisitos. Sé que hay muchas opiniones, muchos pareceres… combinaciones argumentales, valoración de conceptos e infinidad de intereses. Un mundo. Un planeta loco. El éxito debiera ser tanto como ponernos de acuerdo en designar aquello que entendemos por éxito. Porque, una cosa es consultar el diccionario para discernir con exactitud lo que se dice cuando se apela a las palabras y otra su empleo. Popularmente, “cada maestrillo tiene su librillo”. Y, en esta división, la de los maestrillos, comparecemos los “cuñaos” y toman asiento los catedráticos. Como fuere, un éxito; un éxito para mí, si consigo dar por finalizada esta cita con el detalle escrito que da razón a la iniciativa bloguera que comando. Un triunfo. Porque, en contra de lo que sucede en otras ocasiones, me ha costado rascar… Al fin, un término televisivo—digo, escuchado en la tele—me pareció adecuado para, una vez establecida su condición de madeja, tirar del hilo y comprobar si la ruta elegida al aligerar la bola de lana redundaba en beneficios. Además, es una palabra sin réplica en el diccionario. Muy apropiada para el verano, lo que puede llevarla, un día, a su lugar en el reino de los cielos del lenguaje. Esta palabra que no existe es “piscineo”. El corrector automático acaba de informarme, mediante un subrayado en rojo, que la solución para referirme al hábito de acudir a la piscina, como quien va de pícnic, en especial con familiares o amigos, no se contempla. Puedo ser objeto de reconvenciones y de burlas. Estoy avisado. No obstante, lo descarto; lo descarto, porque utilicé comillas a fin de indicar la pertinencia de lo escrito mediante todas estas salvedades. Por eso ustedes no advertirán línea colorada alguna. Ni advertirán muchos comentarios más por mi parte. “Piscineo” no es algo que vaya a hacer, ni siquiera de forma figurada. Como soy contrario a la coincidencia voluntaria con grandes grupos humanos en cualquier sitio, tampoco voy a las piscinas. Así que, el éxito que pudiera tener en el día de hoy ha de manifestarse dentro de estas cuatro paredes donde resuena la maquinaria del aire acondicionado. Y, si necesito refrescarme, más allá de la ingesta de agua: ducha, ducha y ducha. Recursos, como se imaginarán. Condiciones para el éxito. Requisitos. Porque si existe una fórmula para el éxito, no basta con el enunciado que se reduzca a una sola frase. Como los encantamientos, requieren declamación y versos. O ecuaciones y potentes dispositivos de inteligencia artificial. Lo que uno haya de hacer y cómo se contrasta con el resto de los habitantes del planeta. “Cómo se contrasta con el resto de los habitantes del planeta”: esto me recuerda esa afirmación mística de los que, antes o después de la fractura, se apresuran a establecer las altas miras que les mantienen en marcha. Ellos y ellas dicen: “El éxito es estar aquí; con llegar aquí hemos triunfado”. Ganan porque dicen que ganan. Luego, si fracasan porque la humanidad ha sido inmisericorde, alegan o se remiten a esas declaraciones y asunto concluido. Salen de las apreturas de la opinión pública recién planchados y con perfume de marca. Aseados para la revista. No nos pasemos de fecha. No caduquemos. Que nos tengan en cuenta para la próxima. Otro modo de lograr el éxito. Uno que me da risa, lo confieso, y admito sin rubor alguno que esta comunicación iniciada con éxito, está a punto de finalizarse. Todo un éxito. Me destoso.
La imagen se obtuvo mediante los servicios que proporciona COPILOT.
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