LA FUGA: QUIERO Y NO PUEDO
Buenas noches nocturnas… "Tengo, tengo, tengo", como dice —o decía— la antigua canción infantil. No tengo tres ovejas en una cabaña y, por lo tanto, no me dan leche para toda la semana. La leche, en vez de obtenerse en una vaquería, es un producto alimenticio a disposición de todos en los depósitos comerciales de los establecimientos en los que se expide: en especial para los urbanitas recalcitrantes. Así que de este desorden nada bueno puede emerger. Nada. Sin embargo, como mantengo entre mis haberes algunas otras cosas, intentaré salir adelante con cierto decoro. Este es mi propósito, señor lector, señora lectora. Siempre lo es, mas, al lío... Tengo unos versos… "En el lenguaje de las cosas mudas", obra poética de Alejandro Céspedes, hay un poema que se titula "¿Cómo hacer de lo fugaz algo que parezca eterno?". Y en esta composición se dice:
En el instante mismo en el que afirmo algo
ese algo ya es pasado.
Si digo que ahora llueve
¿qué queda de esa lluvia en la escritura?
Si digo que te quiero
¿cuánto dura ese amor sobre la página?
Ya nada se sostiene, el folio sigue seco
o mojado de lágrimas por lo que ya no existe.
Si todas las verdades que podemos
expresar sobre el mundo viajan a lomos del cambio…,
si lo que escribo ahora ya es pasado
y lo que pienso está muerto mientras lo estoy escribiendo…,
¿qué es lo que queda aquí?
Luego, Céspedes responde, se explica. A mí me estimula, me requiere: cosa fantástica cuando se habla de poesía. Me demanda. ¿Qué es lo que queda aquí? Una vez se haya formulado todo, en el momento de pulsar la tecla que corresponde para establecer el orden de una palabra, lo que tuve como presente figura en la lejanía: la misma del tren que está a punto de perderse tras un giro de los raíles. O la de Tadej Pogacar, hoy, a los ojos de su “eterno” rival Jonas Vingegaard, cuando el ciclista esloveno acelera camino de la meta en "Hautacam". Entonces, ¿cómo trasladar algo a los lectores, evitando el examen que realiza un ojeador de materiales preciosos en tienda de anticuario? Tal vez solo proponiendo el deseo o ejerciendo la adivinación. El ansia porque suceda, en espera de que llegue a suceder. La convicción de que, lo que ocurra, en efecto, acontece. Sin ninguna duda. He aquí la doble dificultad. Y más para este que escribe, todavía sin haber adquirido una noción aproximada de lo que lo certifique. Porque, ya me gustaría poder decir lo que he leído en una pieza de la poeta y filósofa hispano-belga **Chantal Maillard**. Esta mujer dice en su composición *Escribir*, al final:
Escribo
para que el agua envenenada
pueda beberse.
Ya me gustaría, insisto. Ya me gustaría poder sostener la mirada del mundo y argumentar mis actos con ese aplomo. Por lo tanto, aunque sé que los haces de luz del presente desde el que me proyecto queriendo alcanzar años luz de distancia— casi siempre apenas unos decímetros, en realidad— son el resplandor de algo concluido, algo que fue, aunque hayan pasado solo segundos, mantengo la apuesta. Puedo lo que puedo, y habrá que ver si mañana. Ese sigue siendo el verdadero reto. Me destoso.
https://www.zendalibros.com/5-poemas-de-el-lenguaje-de-las-cosas-mudas-de-alejandro-cespedes/
https://en.wikipedia.org/wiki/Chantal_Maillard
https://blogdelesllobes.com/2010/12/15/chantal-maillard-escribir/
La imagen se obtuvo mediante los servicios que proporciona ChatGPT
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