SUCEDIÓ MAÑANA
Buenas noches nocturnas… Linus y Flora son dos enamorados presos de la ansiedad, a nada que se perciben cerca de los dominios de la improvisación. Por eso, como ya han hecho durante otros episodios de sus vidas, juntos y por separado, van a representar los detalles que conciernen a la cita durante la que manifestarán promesas de amor eterno y próximo matrimonio, en el mismo restaurante en el que, en unos días, sucederá exactamente lo mismo, conforme al carácter oficial que deben tener los grandes asuntos. Una empresa con dilatada experiencia cinematográfica y especialistas conocedores de la técnica del “quitamiedos”, se encargará de organizar el acontecimiento y llevarlo a cabo con la precisión que necesitan sus clientes. Consiste en probar las palabras y los actos, escrutar la consistencia de los protagonistas, y los que, en esta oportunidad, no lo han llegado a ser. En este pasaje de la vida real, los empleados de la casa de comidas, los comensales que tienen reserva para asistir al local —aunque no tengan nada que ver con Flora y Linus— participan del futuro en el presente. De hecho, se trata de proponer la realidad tal y como se desea, sin que falle nada. Solo los novios saben que quieren hacerse responsables de ese regocijo, aunque, formalmente, se mantengan a la vera de la calzada. Un trayecto que emprenderán al haberse asegurado de todas las bondades. Que iniciarán toda vez que puedan extender certificado de calidad acerca de las cualidades de un equipo cuya fortaleza se origina en la medida de exigencias profesionales fuera de toda duda, anticipando lo que se dará por cierto en próximas fechas, gracias a una simulación. El compromiso, la gran apuesta, es transmitir como auténtico lo que, sin duda, se sostiene con un andamiaje de sobreentendidos. Por eso, el resto de los participantes recibe las instrucciones justas, casi un esbozo. Saben, desde luego, por qué están allí, pero permanecen al margen de todo sometimiento a la minuciosidad. En las películas hemos visto cómo se ensayan los rituales cuando hay una boda. Digo que ocurre como lo que sucede en la vida real. Todo debe adecuarse a los protocolos que se hayan dispuesto para la ocasión. Pero esto es otra cosa. Esto va más allá. Es como viajar al futuro, cuando se ha producido un determinado hecho, tomar nota de cómo sucede, de las personas que intervienen, del lugar, las formas, los colores, la temperatura, en fin, de todo, todo y todo... y regresar. Regresar para que, con esa información, desde el ahora, quienes contratan unos servicios, gracias a la réplica comprobable de las cosas, adquieran tranquilidad y control. Para aprender lo que tiene que ocurrir y engarzar lo posible con lo cierto. El éxito viene dado no tanto porque el día de la función Linus le diga a Flora: “¿Quieres casarte conmigo?”. Y Flora, recite, de Elizabeth Barrett Browning, para responder:
“Si has de amarme, que sea solo
por amor de mi amor. No digas nunca
que es por mi aspecto, mi sonrisa, la melodía
de mi voz o por mi dulce carácter
que concuerda contigo o que aquel día
hizo que nos sintiéramos felices...
Porque, amor mío, todas estas cosas
pueden cambiar, y hasta el amor se muere.
No me quieras tampoco por las lágrimas
que piadosamente limpias de mi rostro...
¡Porque puedo olvidarme de llorar
gracias a ti, y así perder tu amor!
Por amor de mi amor quiero que me ames,
para que habite en los cielos, eternamente.”
Viene, vendrá, porque la anticipación haya coincidido con lo inapelablemente cierto. Ya se ha hecho en otras ocasiones, así que, si nada ocurre en contra, volverá a repetirse. Los viajes en el tiempo, tan discutidos por la ciencia y, en otras ocasiones, tan ambicionados, puede que hayan dejado de ser una ensoñación, una conjetura. Ahora se puede tener una vida confiable, en tanto se garantizan las bondades de lo que sucederá o se producen transformaciones en el futuro, siempre que lo que venga suponga no otra cosa que el desespero. Por esto, al romperse las líneas temporales y dividirse la realidad, encontramos que algunos políticos —por ejemplo, partidarios de sostener las mismas salvedades de cuando cabe inclinarse por expresar “digo”— quiebran la razón, sin explicaciones de ningún tipo, pronunciándose a favor de Diego. Pero Diego no ha sido invitado a esta representación. Me destoso.
https://www.fincamassolers.com/en/blog/los-7-poemas-mas-romanticos-para-una-boda-civil
La imagen se obtuvo mediante los servicios que proporciona IDEOGRAM
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