¡YA ME GUSTARÍA A MÍ!
Buenas noches nocturnas… Lo de hoy sí. Ayer no, pero este viernes ha sido jornada de “sincronicidad”. Cabe remitirse a lo comunicado el jueves y a lo expuesto a cerca de Jung y sus teorías. Sin embargo, no puedo localizar en mi memoria cuál ha sido el primer estímulo, y la verdad es que pensé en tocino. El tocino de casa. El del cocido de mi madre. El de hechuras generosas. El de untar en una rebanada de pan, pan como se hacía el pan hace mucho, mucho tiempo. No lo llamemos nostalgia, porque es otra cosa. ¿Ganas? ¡Desde luego! Las contrariedades de salud —bien sobrevenidas a causa de los desmanes de los que debo responsabilizarme, bien porque los cuerpos se van deteriorando— impiden reeditar esos momentos de gloria. Porque, además, es un alimento que, sin plantearse abusos, debe consumirse con generosidad… ¡y talento! Prueba de esto que digo, es la fábula que se atribuye a Samaniego, donde sustituyo *jamón* por *tocino* y alguna otra variación para no interferir demasiado en las razones de la rima:
Un ricachón mentecato
ahorrador empedernido,
por comprar tocino barato
lo compró medio podrido.
Enfermó el muy pollino
y entre botica y galeno
gastó doble que en tocino
por no comprar tocino bueno.
Hoy afirma que fue un loco
puesto que economizar
no es gastar mucho ni poco
sino saberlo gastar.
Sencillo y oportuno. Como lo ha sido dar esta mañana con un artículo publicado en *The Conversation*, en el que se citaba un estudio realizado en el año 2024, según el cual comer torreznos podría ser saludable. Escribo este adjetivo para evitar meandros; no me gusta por comercial e ideológico, pero, en fin: saludable. No dañino. O no tanto. Informan que “se llevó a cabo mediante una muestra de monjas clarisas de Soria con una intervención nutricional de aproximadamente 3 meses de duración. El trabajo comparó el consumo de una dieta alta en fibra y ácidos grasos monoinsaturados, incluyendo los torreznos, frente a una dieta control, en la que se incluían los torreznos sin el aporte extra de fibra. Los resultados mostraron una mejora del perfil lipídico (disminución de colesterol total, LDL y triglicéridos y aumento de HDL) en ambos grupos, pero esta fue mucho más acusada en el grupo que consumió los torreznos dentro de la dieta enriquecida. Además, también se observó una disminución en la presión arterial y parámetros antropométricos como la circunferencia de cintura en dicho grupo…” ¿Se trata de un salvoconducto? No sería razonable contemplar con buenos ojos esa conjetura. Cada persona es un complejo arquitectónico que solo el especialista profesional en edificaciones sabe interpretar. Lo que ocurre es que… juega a mi favor. Aceptaría una rebanada de pan untada con tocino, como acepté los torreznos en la última ciudad en la que residí, que no es la capital de la comunidad autónoma de Castilla y León. Menciono *Valladolid* porque los últimos torreznos servidos para satisfacción de este comensal fueron consumidos con alegría y gusto hasta la emoción… o alguno de sus aledaños, durante una venturosa estancia en el mes de abril de este año de nuestro señor Pedro Sánchez. Y juegan a mi favor —y al de los torreznos— las referencias literarias que cita “Santiago Juanes” en su blog, El Tumbaollas: en El Lazarillo: “Sangraba el avariento fardel, sacando no por tasa pan, mas buenos pedazos de torreznos y longaniza”; Quevedo: “Denme a las mañanas un gentil torrezno que friendo llame a los cristianos viejos”; Góngora: “en vuestra ausencia, en el puchero mío / será un torrezno la Alba entre las coles”; Lope: “almorzábamos unos torreznos, con sus duelos y quebrantos”; Tirso de Molina: “buena cholla tiene el viejo, cuando escapa del torrezno o de la olla”; Calderón: “como no me dan gota de vino, ni he visto torrezno en cuanto tiempo ha, señor, que te sirvo, y no puede haber holgura donde no hay vino y tocino”; Valentín de Céspedes: “yo me consideraba en el palenque con el torrezno y con la sopa”; Cela: “Al abad y al judío, dales el huevo y pedirán el torrezno y el tozuelo”... Por tanto, el torrezno y el tocino son bienes, aunque preparen para la parca si se frecuentan demasiado. Y si fuera el concluir sin dolor, estaría de acuerdo con la idea de perecer cuando estime que sea oportuno... tras una cita larga, larga, larga, con estos avíos de la alimentación. Me destoso.
https://www.laregion.es/opinion/cutres_1_20090623-3164918.html
https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/38873480/
https://www.homovelamine.com/torreznos-de-castilla/
https://eltumbaollassantiagojuanes.blogspot.com/2013/05/del-torrezno-y-sus-letras.html
La imagen se obtuvo mediante los servicios que proporciona COPILOT
Comments
Post a Comment