CUMPLEAÑOS
Buenas noches nocturnas… Si los datos calculados no me engañan, una vez pasen seiscientos años, habré alcanzado una cifra mediante la que designar el tiempo de vida que, una vez transcurrido, me conectará con el inframundo. Equivale a la conocida marca del maligno…
“Aquí hay sabiduría. El que tiene entendimiento, cuente el número de la bestia, pues es número de hombre. Y su número es seiscientos sesenta y seis”.
(Apocalipsis, 13:18)
“La Bestia está desnuda. Es medio dragón, medio hombre. Tiene una cola que se enrolla en bucles y unas alas extendidas en forma de murciélago con diecisiete estrellas. Y tiene siete cabezas, con una cabeza central que está ardiendo.
En la base de la roca donde reposa esta Bestia hay una oveja con brazos humanos, y a su lado aparece otra bestia híbrida de espaldas. Con una mano apunta a la izquierda. La otra mano sostiene un cetro coronado por una flor de lis. Esta figura tiene cinco cabezas”.
Palabras de Miguel Calvo Santos. Aparecen en la web Historia-Arte, como parte de lo que se dice acerca de una obra pictórica de William Blake, londinense que vivió entre 1757 y 1827: poeta, pintor y grabador, al que se ha considerado ejemplo del artista total. Así que, demonio vocacional, pero con sitio en las pinacotecas. Un respeto. Todavía hay clases. Y sitios para aproximarse a la figura de Satanás. Por conexión inmediata, invocando a los Rolling Stones…
“Así como todos los policías son criminales
Y todos los pecadores son santos
Como cara y cruz de una moneda, solo llámame Lucifer
Porque necesito un poco de control
Así que si me encuentras, sé cortés
Ten un poco de simpatía y un poco de buen gusto
Usa toda tu educación
O condenaré tu alma”
Me faltan solo seiscientos años. Habrá que tener un poco de paciencia. No sé si, para entonces, todos estaréis aún. Algunos puede que os hayáis aburrido. Otros, de viaje hacia cualquiera de las inalcanzables galaxias y navegando entre edades paralelas, tal vez os sorprendáis ante formas y pálpitos que os remitan a un horror por descubrir. Pero mantened el tipo; es lo único que puedo pediros ahora, aunque sé que lo hago sin autoridad, que mi futuro es uno de esos proyectos a tan largo plazo como para olvidarse, enterrado bajo la capa sedimentaria de la conformidad.
No obstante, os aseguro que una vez cruce la meta, se darán los avisos pertinentes, y cuantos quieran podrán descansar de sus fantasmales itinerarios para concluir, para finalizar, o como queráis llamar al modo en que se clausura la existencia.
Hoy ya he soplado las velas. Y mañana, pesaré los restos de las cenizas de esa combustión jubilosa, rastro de lo sucedido, si se exceptúan las fotos que mi documentalista de cabecera realiza para satisfacción suya y comunicación universal. Luego, otro ciclo, y otro más. Hasta que, finalmente, como el perro de aguas de Fausto, escuche sus exhortos…
“Para acercarme al animal emplearé ahora el conjuro de los cuatro: ‘¡Que arda la Salamandra! ¡Que la Ondina se enrosque! ¡Que desaparezca el Elfo y que el Duende trabaje!’. Aquel que nada sabe sobre los elementos, sobre su enorme fuerza, sobre sus propiedades, nunca logrará dominar a los espíritus. ‘¡Desaparece en llamas, Salamandra! ¡Fluye en la rauda corriente, Ondina! ¡Elfo, brilla en el bello meteoro! ¡Duende, trae ayuda hogareña! ¡Adelántate y cierra la marcha!’
Ninguno de los cuatro está en el animal, pues está tranquilo y le rechinan los dientes. Todavía no le he hecho daño. Pero me has de oír; te invocaré aún más. ¿Acaso, compañero, te has escapado del infierno? Mira entonces el símbolo ante el que se prosterna el oscuro ejército. Ya se hincha y se le erizan los pelos. Ser vil y depravado, ¿acaso distingues la presencia del de insondable origen, del jamás nombrado y enviado del Cielo, vilmente asesinado? Tras la estufa, escondido, se hincha como un elefante y llena el cuarto entero; desea escapar. ¡No subas hasta el techo! ¡Quédate a los pies del maestro! Yo no amenazo en vano. ¡Obedece o te abraso! No quieras esperar la luz del triple fuego. No quieras esperar mi más fuerte recurso.”
Y, tras haber hablado así, conociendo como conozco la señal, entonces aparecer, detrás de una estufa, cuando se disipe la niebla, con las trazas de un estudiante viajero. Pero para eso falta mucho. Ya lo dije antes. Habrá que esperar. Me destoso.
https://historia-arte.com/obras/el-numero-de-la-bestia-es-666
https://es.wikipedia.org/wiki/William_Blake
https://www.letras.com/the-rolling-stones/33903/traduccion.html
https://www.ucm.es/data/cont/docs/119-2014-02-13-Goethe.Fausto.pdf
La imagen es una reproducción de la obra de William Blake “The Number of the Beast Is 666”, y aparece en:
https://en.wikipedia.org/wiki/Number_of_the_beast
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