DESDE LA CÁRCEL OS DIGO: YA TENDRÉ TIEMPO DE ATARDECERES
Buenas noches nocturnas… Las autoridades —da igual dónde actúen o a qué país pertenezcan— examinan las decisiones tomadas por otros gobernantes a fin de incorporar a las normativas propias aquellos dictámenes que supusieron beneficios para la comunidad. Y, en esta era del reciclaje, de las medidas orientadas a disminuir el consumo y hacerlo de manera más ordenada, puede que nos suceda pronto lo que acaba de ocurrir en Suiza.
El país centroeuropeo dispone de una estricta carta de mandatos para regular la clasificación de residuos. “En Lausana, por ejemplo, mezclar residuos está penalizado con 150 francos de multa, según *20 Minutos*. En Ginebra la sanción se eleva a los 200 francos, y en Neuchâtel y Friburgo esta puede variar entre los 20 y los 1.000 francos, según el grado de infracción”.
Entonces, “un jubilado residente del cantón de Vaud” ha sido multado, por contravenir la norma —según ha dicho, por desconocimiento— con “240 francos suizos”. Ahora bien: o paga, o va a la cárcel. ¿Y qué ha decidido? Sí: ir a la cárcel.
Como cuenta Marta Tejedor en *AS*, el hombre, durante unas declaraciones facilitadas a un medio de comunicación, expresó así lo que correspondía: “Prefiero pasar un día en prisión, como me propone la multa, en lugar de pagar los 240 francos. Tengo tiempo”.
Tiene tiempo. En abundancia, libre de obligaciones laborales tras muchos años de trabajo. Digo, los que sean necesarios para abandonar esas responsabilidades y pasar al cuidado económico del Estado… aunque tampoco sé si en ese país las jubilaciones funcionan como en España. Pero tiene tiempo. Tiempo para ver cómo a los residentes en esta parte de la vieja Europa nos toca asumir normativas similares, sujetas a sanciones como las que ya existen en ese territorio montañoso.
Por contraste, aquí, como reyes de la picardía, generales de la desidia y gentes partidarias de la solidaridad… de pega, no nos arredrará el horizonte sancionador. Y tengo pruebas. Vean si no.
Examiné determinadas noticias acerca de la multiplicación de las actuaciones policiales en Alicante contra los usuarios de patinetes y vehículos afines, poco después del suceso ocurrido en Suiza, al que aludí. Desde que los reglamentos contemplan distintas posibilidades de sanción a causa de las infracciones que figuran en los oportunos reglamentos, las multas y los multados crecen.
Es verdad que se ha alentado a las fuerzas de seguridad para que hagan seguimientos exhaustivos de este tipo de tráfico. Pero el aviso y el escarmiento obran, por lo visto, como la atención que puedan tener las piedras al paso del rey. Hay más polis, hay más sinvergüenzas capturados, pero la cabra continúa dirigiéndose al monte. Hay una tendencia o hay una resolución. Al final, mucha gente se abstiene de pagar las multas y sigue viviendo. Y habrá quien pida un préstamo para hacer frente a esos desembolsos.
Como fuere, siempre hace falta tiempo. Para realizar trámites administrativos, más. Y conocer una serie de requisitos semejantes a los que ha de asimilar un opositor cuando se enfrenta a los temarios reunidos en su cartera de estudiante.
Tiempo, tiempo. Tiempo para leer en vacaciones. Que es una cosa que se sugiere mucho en julio y agosto. Como tendrán tiempo por vacaciones, en vez de reciclar mal o circular por las aceras indebidamente, lean.
Lean, si pueden, el último libro del reconocido poeta sueco Genny Tuntedal: *La finalización del día y otras ocurrencias humanas que parecen extraordinarias y no lo son*. Un libro de aforismos en los que el autor reflexiona acerca de todas aquellas cosas en las que nos ocupamos para pasmo nuestro y de los que nos acompañan, toda vez que alardeamos de lo común e inalterable como si fuera la última consecución de los sapiens.
Un buen ejemplo es esa moda de acudir a los sitios donde se dice que se observan estupendos atardeceres, como si no se hubieran sucedido las puestas de sol desde que la humanidad es humana y mucho, mucho antes.
Me destoso.
La imagen se obtuvo mediante los servicios que proporciona COPILOT
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