DOS MUNDOS, DIEZ DIFERENCIAS

Buenas noches nocturnas… Hace mucho tiempo que, entre los pasatiempos de algunas revistas y periódicos, figuran esos dibujitos en los que se invita a descubrir un número determinado de errores o diferencias: diez, ocho, más, menos… Miro, por tanto, una viñeta donde aparece una pareja retratada durante un momento de su paseo por lo que parece un parque. Ella empuja un cochecito de niño y, en su interior, reposa una criatura que se hará mayor. Ambos adultos lucen barba, como dicta la moda en ese tiempo imaginario. Se ha alcanzado cierta igualdad entre seres humanos, y prueba de ello es que, en unos segundos, será él quien se responsabilice del transporte del infante. Las mujeres, desde hace tiempo, han dejado de depilarse, y en consecuencia, todo el mundo presenta un aspecto velludo. Y si, por alguna razón, amenaza la calvicie o los rostros se tornan lampiños —salvo por alguna opción estética poco común— hay que viajar a Turquía— el satélite artificial— ahora convertido en parque temático de las necesidades pilosas. Visten prendas de vanguardia, capaces de repeler los cabellos. Porque eso de llevar largas melenas y espesas barbas es tan incómodo como la caspa. En respuesta, la industria textil ha desarrollado materiales innovadores que proporcionan confort en ese sentido. En los hogares, los SAS (Servidores Autónomos de Servicio) se encargan de mantener en orden las estancias y de resolver esta y cuantas variables de insalubridad se presenten, con solvencia. Por otra parte, perros y gatos, que hace tiempo lograron un lugar privilegiado en todos los hogares, ya no sufren el rechazo que antes provocaban en propietarios inquietos por el decoro higiénico de sus viviendas. El cochecito, siguiendo uno de esos principios regresivos de la moda —según los cuales lo que antes se consideraba obsoleto puede resurgir como vanguardia primorosa— es como los antiguos: voluminoso, aparatoso, poco práctico para atravesar los accesos de una vivienda moderna. Por suerte, la desmaterialización de los objetos y su posterior rematerialización en otro momento del espacio y del tiempo, facilita muchísimo la vida. Más aún desde que, en lugar de medios de transporte urbanos —hoy reliquias conservadas solo para el turismo— existen puestos de teletransporte alimentados por la energía extraída de la felicidad humana: el gran hallazgo de las sociedades punteras. El crío, que está por alcanzar el desarrollo pertinente— podría hacerlo en cualquier instante, pues la tecnología y la medicina permiten a los progenitores regular el ritmo de crecimiento de sus descendientes— tiene dieciocho años. Dieciocho años como lactante. Una larga trayectoria. Sus padres firmaron un contrato en el que se comprometieron a financiar ese periodo de desarrollo —más costoso que el crecimiento por etapas tradicional— con la mirada puesta en el futuro. Así, al llegar a la fecha pactada, el aún infante despertará como universitario, listo para disfrutar de la juventud sin los contratiempos alocados de la adolescencia. El parque por el que caminan es una forma de sugerir lo que un día fue territorio urbano dedicado a la naturaleza. Se insinúan troncos de árboles, acotaciones de césped vegetal… Pero no hay más referencias. Cada persona completa la escena como desea, y mediante las lentillas ultraelectrónicas que descansan sobre sus ojos, observan el paisaje de su elección: hoy flores, mañana pinos. En la parte inferior de la viñeta se muestra otra escena: la misma pareja, con idéntico cochecito, de paseo por un parque. En este caso, no tienen barba. La igualdad plena, imaginada en el primer caso, apenas se registra en ciertos lugares, pero no aquí. El cochecito es simplemente viejo. El pequeño aún pide teta, aunque la madre considera iniciar la alternancia con el biberón. Caminan porque es domingo y el verano languidece. El verano, para esta vecindad, es como un incendio que se extinguió: ya no arde, pero sigue abrasando con su calor moribundo. Los árboles son parte del decorado. Todo en el parque es simulacro. De hecho, ni siquiera es un parque: es una atracción de feria que simula un paseo familiar en un día apacible. El cochecito no pertenece a la pareja, ni el niño es fruto del concierto sentimental previamente establecido. Todo forma parte del espectáculo que ofrecen los feriantes. Aun así, ellos dos, sin duda enamorados hasta las doce y cuarto —que es cuando termina su turno de caminata— se besan. Se besan con pasión y con mesura, como hacen quienes dominan el arte. Hace falta equilibrio y destreza para transmitir sin agobiar. Luego, anotadas las diferencias, se cierra el periódico. Y la vida, otra vida, sigue dibujándose sin viñetas. Me destoso.



La imagen se obtuvo mediante los servicios que proporciona FREEPIK






Selección gráfica del día...

IDÍGORAS y PACHI en El Mundo 2 de agosto de 2025



CAÍN en La Razón 2 de agosto de 2025



PUEBLA en ABC 2 de agosto de 2025




Selección de contenidos...

Primera:

VALLARNA Con el Agua de Limón

En el Canal Vallarna - Topic

https://www.youtube.com/watch?v=nWgwfAFWce8&list=RDnWgwfAFWce8&start_radio=1



Segunda:

Groupa with Sofia Karlsson: Bortvisning

En el Canal NorthSide

https://www.youtube.com/watch?v=1KqIbTe6chY&list=RD1KqIbTe6chY&start_radio=1



Tercera:

Bruce Springsteen - This Land is Your Land (Woody Guthrie Song)

En el Canal Keven Omath

https://www.youtube.com/watch?v=LkQzsDav-oI&list=RDLkQzsDav-oI&start_radio=1















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