CÍMBARA

February 26, 2025

SENIOR A LOS 55

Buenas noches nocturnas... Es verdad que los terminales mediante los que se nos hacen llegar las comunicaciones para informarnos sobre productos y servicios de nuestro interés, lo que llamamos empresas de publicidad, o de márquetin, obran con el respaldo de las mejores técnicas de seducción y nos persuaden a medida que hacen hincapié en nuestras debilidades, por lo que somos vulnerables. Digo, así pues, que son unos tramposos. Suelen caerme simpáticos, pero lo son. Tal vez porque actuar sirviéndose de trampas no es delinquir, aunque todo delincuente es, en algún momento, entre otras cosas, un tramposo. El ingenio interviene y es necesario para lograr una serie de celadas capaces de devolvernos el retrato de lo que en realidad somos. Además, los publicistas son excelentes narradores y esto tiene su lado virtuoso, nos pongamos como nos pongamos. Así que, si bien habría que reprochar a estos hombres y mujeres muchas cosas, debe señalarse la imprescindible colaboración de quienes concedemos crédito a los mensajes que se nos sirven. Dicho esto, lo de Juan José Millás con Javier del Pino en la SER. En un episodio reciente de «Las Edades de Millás», el escritor estuvo con la periodista Paqui Ramos en la "IV Feria Senior, donde se exponen servicios y objetos para personas mayores de 55 años". Aquí hay que decir que, cuando se menciona a las personas conforme al periodo de vida que hayan consumido o estén por consumir, el grupo de los viejos, de los jubilados, tiene un punto de partida inferior al que podría considerarse. Al menos, comercialmente. De ahí que, a pesar de las altas expectativas de vida, ser mayor es, a buen seguro, un aspecto particular de la lógica madurez... particular, en este comunicado, por insólito. Pero, bien. Decía Millás, durante esa conversación radiofónica, que pareciera no solo natural, sino deseable, vivir la propia existencia de acuerdo a todos esos detalles que motivan la oferta de mercaderías apropiadas, como dicen los interesados, para lo que haya de venir hasta concluir la vida. Repetía Millás: «Si estoy bien, algo va mal». Y, me temo, es algo atribuible a cualquier ser humano, independientemente de la segmentación a la que pertenezca por años cumplidos. Quiero decir: si no hago esto, si no uso aquello, si no acudo a estos lugares, si no expreso pública admiración por tal o por cuáles, si no exhibo banderas, algo está fastidiándose. La publicidad, el mercado, el sistema, está más tranquilo y prospera si puede clasificarnos. Si nos comportamos de una manera que permita vaticinar lo que se presentará a continuación, resultará sencillo para todas esas entidades. Es decir, necesitan que lo creamos, que colaboremos, que nos prestemos al juego. Y admitiré que no siempre las evasivas están a nuestro alcance. Por mucho que deseemos desentonar con los planes a todas horas indicados, los presupuestos mínimos del día a día ya nos conducen por caminos que sobresalen en el valor de todo lo que podríamos rechazar. Es decir: salimos a la calle y nos manchamos. No hemos hecho sino regresar de un sueño reparador, y hemos de acudir al baño para restituir los inevitables efectos de haber emprendido lo que suponga una jornada más. Conscientes o inconscientes, nos deterioramos, hemos de asumir inconveniencias. Está claro. Pero, tampoco hace falta que añadamos escombros a la ruina. Cabe, dirigirnos al frente, sabiendo cómo son cada uno de los pasos que damos. Y, sobre todo, a no ser que necesitemos un bastón, pues de otro modo nos desplomaríamos, evitar las ilusiones de una vida magnífica si disponemos de ese auxilio por anticipado. No sea que nos convirtamos en aquello que dicen que somos. Me destoso.

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La imagen se obtuvo mediante los servicios que proporciona FREEPIK y fue editado después.