
Eilean Town Buenas noches nocturnas... Para alguien en posesión de una inmensa fortuna, adquirir lo que se propusiese resultaría bastante sencillo. Incluso aquellos productos ilegales cuyo coste está sobrevalorado y se exponen, en las sombras, como fuente de innumerables riesgos. Por ejemplo, la felicidad. La felicidad, que fue mercancía al alcance de todos, que fue declarada bien de protección estatal y, no hace demasiado, es perseguida, tras conocerse las contraindicaciones sanitarias y sociales originadas, tanto durante las diligencias necesarias para su obtención, como a la hora de manipularla antes y después de su consumo. Pero este tipo, Eilean Town, dispuso lo necesario para acumular toda la felicidad posible. Y no iba a reparar en recursos. Conocía la existencia de género clandestino, a la venta, pero dudaba de la idoneidad de esas manufacturas. Sin duda se trataba de material adulterado. Igual a como se hace con otras drogas. Por eso, decidió buscar lo que, en el argot, se lla...