
SEGUNDO DÍA DE LUZ Buenas noches nocturnas… He de confesarlo. Unas horas después del apagón —lo digo de esta manera porque no sabría expresar con certeza la totalidad del tiempo que había pasado desde la desaparición de esa parte del suministro eléctrico que, según el gobierno, con Pedro Sánchez a la cabeza, ocurrió el día 28 de abril— manifesté un pronóstico, luego desautorizado por los hechos: se avecinaba un accidente de tráfico inmediato. Resido cerca de un cruce en el que se han producido un número considerable de colisiones y, dado que no parecía que los ciudadanos al volante tuvieran intención alguna de reducir la marcha, en ausencia de semáforos y de agentes, todas las adversidades estaban, estadísticamente, a favor del lío. No obstante, pequé de catastrofista, lo admito, y ahora conozco las causas de mi error. Primero, la temeridad: la mía. Fui incapaz de templar los ánimos con el motivo de percibir las cosas tal y como se producen, no como a uno se le antoje que puedan ...